Software para escritores
20.02.10 - JAVIER MENÉNDEZ LLAMAZARES
Que la irrupción de la informática a finales del siglo XX significó un gran cambio en el ámbito de la creación no es ningún secreto. Con mayor o menor incidencia, con funciones creativas o auxiliares según la disciplina, pero hoy día no sería concebible un diseñador sin photoshop ni tendría sentido un escritor que no utilice un procesador de textos, como señalaba la semana pasada el blogger Miguel Ibáñez. Precisamente de escritores, y de cómo pueden aprovechar la tecnología informática actual, vamos a hablar a continuación. Porque, una vez superados los curiosos debates de las últimas décadas -escribir a máquina o en el ordenador, o incluso a mano-, en los últimos años han aparecido nuevas herramientas que van mucho más allá del mero proceso de texto, ideado para el trabajo meramente administrativo, y que tienen como claro objetivo simplificar una de las tareas más complejas a las que puede enfrentarse un escritor: la creación de una novela.
De las notas a la pantalla
Si esperaba que la informática resolviera todos sus problemas como escritor, no lance las campanas al vuelo: aún no existe ningún programa que escriba el libro por usted. Pero sí que pueden recibir gran ayuda de algunos programas, diseñados para optimizar las tareas menos creativas -y quizá más laboriosas-, pero imprescindibles, del proceso de creación literaria: el registro de personajes, escenarios, subtramas y demás elementos con los que el autor debe construir el relato.
Una tarea que debe permanecer oculta para el lector, pero de capital importancia para dar consistencia y continuidad al texto -el andamiaje o 'carpintería literaria' que mencionara Juan Marsé en una recordada entrega del Premio Planeta, rifirrafe con María de la Pau Janer incluído-, una de las obsesiones del escritor y pasatiempo favorito de muchos lectores, ávidos cazadores de errores de raccord.
A pesar de presumir de utilizar fundamentalmente la memoria, lo cierto es que la mayoría de los despachos de escritores son una auténtica marabunta de anotaciones apresuradas en cuartillas, post-it, servilletas o cualquier material susceptible de dar cobijo a una idea apresada al vuelo. Y manejar toda esta información puede convertirse en una auténtica pesadilla, en especial para el tópico escritor levemente desordenado.
Fragmentarismo
Si partimos de la premisa de que la escritura, independientemente de que el texto final sea una obra lineal, es un proceso fragmentario, no encontraremos con una ingente cantidad de información literaria, aparentemente inconexa, que sólo toma forma en la mente del escritor, capaz de hilvanar todos los pedazos hasta construir un relato.
Un novelista puede dedicar meses a bosquejar tramas secundarias, personajes o escenarios, y al final de este proceso, y antes de escribir la primera línea, se encontrará con una ingente cantidad de pequeños textos que pueden incluir desde descripciones psicológicas hasta diálogos casi listos para incluir en el relato.
La informática al rescate
Esta información, sin embargo, puede también procesarse informáticamente, y liberar así al autor para que, en lugar de preocuparse excesivamente por no cambiar los detalles de un personaje mencionado de pasada varias páginas atrás, o por no confundir los escenarios, pueda concentrarse en labores estrictamente creativas.
¿Qué hacen, pues, estos programas? Básicamente, cuentan con una base de datos en la que almacenar distintos tipos de información -personajes, tramas, ubicaciones-, y un sistema para representar líneas temporales, de modo que podamos relacionar cronológicamente el desarrollo de la novela, a menudo de forma visual. Pero será mejor que veamos algunos ejemplos.
Más allá del 'word'
Para empezar, es preciso tener claro que no hablamos de procesadores de textos, sino de programas diseñados específicamente para solventar la problemática de la «escritura de ficción», en términos anglosajones. Aunque existen soluciones intermedias como Z-Write, que se anuncia como «el procesador de textos de los escritores», y que ofrece poco más que una ventana de estilo word, con una pestaña lateral que enlaza con las distintas categorías, o propuestas multimedia, como la de OmniOutliner, que ofrece incluso la posibilidad de grabar notas de voz que añadir a nuestro borrador. Otros programas, como PageFour, ofrecen la opción de crear instantáneas o 'snapshots' del texto, tal como está en su estado de borrador. Jer's Novel Writer destacó en su momento por la posibilidad de añadir notas al margen, al estilo de las glosas manuscritas; algo similar a lo que ofrecen las últimas versiones de MS Word, en sus funciones avanzadas de comentarios. Entre los más recientes destaca StoryMill, con un entorno gráfico espectacular, especialmente en los cronogramas, y un gran nivel de detalle a la hora de definir personajes y escenarios, si bien es una herramienta inicialmente pensada para guionistas audiovisuales, más que para novelistas.
Ulysses vs. Scrivener
Pese a la gran oferta existente, superior a la treintena, hemos elegido como los dos programas más representativos a Scrivener y a Ulysses. Ambas integran la mayoría de utilidades ofrecidas por el resto de programas, además de contar con algunas características propias que les hacen singularmente atractivos. Para empezar, su diseño. Scrivener, que quizá sea el programa de moda actualmente, cuenta con varios espacios de trabajo, entre los que destaca el espectacular 'corcho'. Consiste, simplemente, en una versión digital del panel de corcho que se utiliza en aulas u oficinas para exponer carteles, y que tradicionalmente los escritores han adoptado para clavar sus fichas. Se trata, pues, de utilizar una idea simple, pero eficaz, de organizar visualmente la información, sólo que Scrivener pone a nuestra disposición un corcho de dimensiones infinitas. Su punto flaco es que sólo está disponible para entornos mac, y que aún no hay versión en castellano.
Para otros, la elección más clara es Ulysses. Más asentado en el mercado, y con un diseño espectacular, tiene a su favor la vocación internacional, traducción española incluída.
Esta cuestión, que a primera vista podría parecer baladí, supone una importante barrera de entrada, pues el simple dominio del inglés no es suficiente, sino que se trata de un lenguaje altamente especializado. En la balanza negativa de Ulysses nos encontramos de nuevo con la exclusividad de los entornos apple.
Open source
A pesar de que, a escala mundial, los sectores creativos se decantan por los productos Apple, también existen herramientas de alta calidad para entornos PC. Aunque en general los programas para escritores tienen precios bastante ajustados, que oscilan entre los 20 y los 75 euros, también existen una posibilidad de utilizar software libre: Storybook. Los motivos para recurrir a esta versión gratuita pueden ser muchos, pero no sólo son de índole económica: también hay autores comprometidos con el movimiento open source -código abierto-, que por cuestión de principios evitan utilizar software comercial.
Como es habitual en informática, gratuito no significa poca calidad: al contrario, Storybook ofrece prácticamente lo mismo que sus 'hermanos' de pago: una tabla temporal en la que combinar tres tipos de tramas, un gestor de capítulos y escenas, que permite relacionarlas con personajes y localizaciones, y una «vista de libro», que permite previsualizar el texto como si ya formara parte de un libro impreso.
En el debe, tan sólo resaltar que las funcionalidades de edición de texto quizá serían mejorables, y que no existe una versión para entornos mac.
Aislado del mundo
Hay tantas maneras de escribir como escritores, y casi podríamos decir que tantas manías. A algunos les gusta escribir en medio del bullicio, en cafés atestados, a otros en medio de un parque, con su portátil, y otros, en cambio, necesitan de un silencio sepulcral para invocar a las musas.
Para estos últimos, el programa ideal se llama WriteRoom, capaz de convertir nuestro ordenador de último modelo en un terminal retro de fósforo verde, como los que poblaban las primeras redacciones informatizadas de los periódicos hace veinte años. A pesar de su precio algo elevado (25 dólares), ha tenido tanto éxito que sus creadores acaban de lanzar incluso una versión para iphone.
Escritura automática
Tras este pequeño repaso, sólo nos queda animar los interesados a descargar los programas mencionados. Todos ellos cuentan con versiones de prueba, que pueden utilizarse gratuitamente durante algunas semanas, y comprobar su utilidad a la hora de enfrentarse a la redacción de una novela. Lo que aún no hemos encontrado, y no parece que la investigación vaya muy avanzada, son programas que escriban solos las novelas, como imaginaron los vanguardistas del siglo XX.