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IV CONCURSO DE RELATOS CORTOS "HISTORIAS DEL CAFÉ" (España)
31:01:2019
Género: Relato
Premio: 500 € y lectura
Abierto a: mayores de 18 años
Entidad convocante: Café de Levante
País de la entidad convocante: España
Fecha de cierre: 31:01:2019
BASES
El Café de Levante convoca el IV Concurso de Relatos Cortos “Historias del Café”. Al ser Cádiz una ciudad en la que los cafés fueron referencia nacional, llenos de carácter, ejes de tertulias, de lectura y discusión –desde el doceañista del Correo al actual de Levante– y en la búsqueda de fomentar la lectura y la expresión escrita, se convoca la tercera edición del presente certamen literario. Consiste en continuar un relato, iniciado por la prestigiosa escritora, Almudena Grandes.
www.escritores.org
BASES
1. Podrán participar todas las personas mayores de edad que lo deseen, a partir de 18 años, siempre que sus trabajos sean inéditos, escritos en castellano y no presentados, con el mismo u otro título, a ningún otro certamen pendiente de resolución. Los relatos participantes no podrán haber sido ganadores en ningún otro concurso.
2. Las personas que hayan obtenido el primer premio del certamen literario Historias del Café en ediciones pasadas no podrán volver a presentarse.
2. El estilo será narrativa, tipo relato corto con una extensión, a partir del texto ofrecido por la organización (es decir, sin contar el texto introductorio de Almudena Grandes), que oscile entre 5.500 y 6.000 caracteres con espacios en Word de Microsoft (para contar los caracteres: Herramientas + Contar palabras); en ningún caso los relatos podrán superar la cifra de 6.000 caracteres con espacios. La temática girará en torno a un café y su relación con la cultura.
3. Sólo se podrá presentar un relato por participante, en documento Word. En ningún caso en PDF. En el texto que entre a concurso, no es necesario volver a reproducir el relato de Almudena Grandes ni ponerle título al texto (ya lo tiene).
4. El plazo de presentación de relatos finalizará a las 23:59 horas del día 31 de enero de 2018 (hora española).
5. El escritor o escritora, por el hecho de presentar el relato a concurso, afirma que la obra es original y de su propiedad y, en consecuencia, se hace responsable respecto a su propiedad intelectual y patrimonial por cualquier acción por reivindicación o cualquier otra reclamación que en ese sentido pudiere sobrevenir.
6. Para facilitar y propiciar la participación se establece como único cauce para la recepción de las obras la dirección de correo electrónico Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
7. El envío del relato se realizará bajo un seudónimo; y junto a éste, se indicará su nombre y dos apellidos. Deberá también indicar la dirección de correo electrónico del concursante, la ciudad desde la que lo envía, así como el teléfono de contacto, preferentemente un móvil.
8. Se establecen las siguientes categorías de premios y su dotación correspondiente de entre todas las obras:
Primer premio: 500 euros.
Segundo premio: 150 euros a consumir en el Café de Levante.
9. El jurado será elegido por el Café de Levante y estará formado por personas muy relacionadas con el mundo de la literatura y de la cultura de Cádiz. Contará con cuatro vocales que dispondrán de voz y voto, y un presidente, que hará las funciones también de secretario, con voz y sin voto.
10. El jurado actuará con la máxima libertad y discreción y tendrá, además de las facultades normales de discernir el ganador y emitir el fallo otorgándolo o declarándolo desierto, la de interpretar las presentes bases. Toda obra recibida fuera del plazo establecido, no será admitida a concurso. El jurado no mantendrá ningún tipo de comunicación, ni escrita ni verbal con los participantes; tan sólo el presidente podría hacerlo, llegado el caso, si así lo considerara pertinente para el buen funcionamiento del certamen. El fallo del Jurado será inapelable.
11. Las obras ganadoras serán leídas y presentadas en el Café de Levante por el escritor que comenzó el relato, junto a los ganadores del mismo. Los autores premiados se comprometen a estar presentes en dicho acto de lectura, el día que la organización fijará, tras la emisión del fallo.
12. Las obras ganadoras, así como las menciones especiales, quedarán en poder de los organizadores del certamen que se reservan el derecho a publicarlas, citando el nombre del autor en lugar destacado, junto a las menciones de copyright de autoría y edición, respectivamente.
13. Los trabajos premiados –así como las menciones honoríficas, si las hubiese– quedarán en poder de el Café de Levante, siendo de ésta sociedad la plena titularidad de los derechos de explotación de las obras (distribución, reproducción y/o venta), quedando obligados los autores a otorgar el documento oportuno, si así se requiere, para la debida constancia pública de la cesión por tiempo indefinido de la propiedad intelectual aquí establecida.
14. La presentación de obras a este certamen supone por parte de los autores la plena e íntegra aceptación de las presentes bases, así como la decisión del jurado ante cualquier imprevisto, no recogido en las mismas.
15. Ni el jurado, ni la entidad convocante del presente certamen se hacen responsables de las opiniones vertidas por los autores en sus relatos.
16. Los trabajos que no cumplan alguno de los requisitos especificados en estas bases no entrarán en concurso.
RELATO INICIAL
Almudena Grandes
La vida de Mel.
A primera vista, nadie habría dicho que era una mujer guapa.
Tampoco era muy alta pero lo parecía, porque sus piernas eran ligeramente más largas de lo que correspondía al tamaño de su tronco, tanto como sus brazos e igual de hermosas. Cuando llevaba menos de una semana trabajando en el bar, alguien la definió como una falsa delgada y aquella ocurrencia triunfó, porque explicaba los misteriosos contrastes de su cuerpo, la cintura breve y flexible de una adolescente, los pechos redondos, pesados y juveniles, las caderas anchas de una mujer madura sin un gramo de grasa de sobra. Eso, lo que podían ver, era todo lo que sabían de ella.
Se cruzaban apuestas sobre su edad, que los más optimistas situaban por debajo de los treinta y los más escépticos llevaban más allá de los cuarenta. También sobre su nombre, aunque ese abanico era más estrecho. La llamaban Mel, tal vez de Amelia, quizás de Melisa, aunque nadie podía descartar que hubiera escogido un diminutivo al azar con la única intención de despistar.
Nadie se interesó por ella hasta el tercer día en el que se encargó de atender las mesas. Hasta entonces ningún parroquiano le había prestado mucha atención. El pelo teñido de rubio, los ojos marrones, la nariz larga, la barbilla apuntada, una chica como tantas, se dijeron. Pero al día siguiente repararon en la gracia con la que se movía, una armonía íntima, secreta, que imprimía a sus movimientos un ritmo peculiar, como si bailara al ritmo de una música que sólo ella escuchaba. Y sin embargo no era simpática. Aunque trataba bien a los clientes, ahorraba palabras y sonreía lo justo, ni mucho ni poco, nunca del todo. Cuando sus labios se curvaban, detrás de unos dientes blancos, intachables, asomaba una sombra, la huella de un dolor pequeño y constante. Así intuyeron que aquella mujer había vivido de más, que cargaba con más peso del que parecían soportar sus hombros. Y Mel se convirtió en el asunto más importante de todos los días, pero si su jefa conocía su pasado, nunca lo traicionó.
– Es honrada, trabajadora… –María fijaba la vista en la bayeta con la que limpiaba el mostrador y siempre respondía igual a todas las preguntas–. Muy buena chica.
El único cliente que averiguó algo más nunca había hecho preguntas sobre Mel. Tampoco se pasaba la vida atornillado a la barra, aunque desayunaba en el bar todos los días, siempre con su compañero. Aquella mañana no había sido una excepción, pero media hora antes de que terminara su turno, Sánchez, que estaba delicado del estómago, vomitó en el pasillo de la comisaría, y cuando llegó el aviso ya se había marchado a casa.
Aquella familia numerosa, hacinada en un piso de sesenta metros en una barriada del extrarradio, llamaba a la policía varias veces a la semana, por los motivos más variados y el mismo imperturbable resultado. Cuando el coche patrulla acudía, los padres ya se habían reconciliado, los niños habían aparecido, los hermanos habían dejado de pegarse o el gato había vuelto a la cocina sano y salvo. El agente Román estuvo a punto de no ir, pero en el último momento decidió que le pillaba de camino, que no tenía hijos que cuidar ni una mujer que se enfadara si llegaba tarde a casa, y que no perdía nada por echar un vistazo.
La visita fue tan breve como de costumbre, pero tuvo una consecuencia inesperada. Porque cuando estaba bajando el último peldaño de la escalera, una mujer abrió el portal con su llave.
Era Mel, pero no lo parecía. Al agente Román le costó trabajo reconocerla en aquella joven de expresión animosa, dulce y triste al mismo tiempo.
Fuente: www.cafedelevantecadiz.com
Importante: La información ofrecida es meramente orientativa. Antes de acudir a un certamen es recomendable ponerse en contacto con la entidad convocante. Las bases de los respectivos premios y concursos pueden estar sujetas a cambios.