La crisis de la novela
Llevamos décadas oyendo hablar de la crisis de la novela, algunos incluso vaticinaban su desaparición, pero el tiempo ha demostrado que la novela está más viva que nunca y en cambio la crisis con mayúscula se ha colado en la sociedad y en la propia novela.
La llamada crisis actual, -que múltiples voces ya han calificado de cambio de paradigma, y a estas alturas a nadie se le escapa que es una situación promovida y no accidental-, empieza a tener resonancia en la literatura. Como escribió Lorenzo Silva: “La literatura es inofensiva, pero no inútil”. Y en este estado de cosas (que nos ha mantenido en absoluta perplejidad, primero por la dimensión de los sucesos y después por la dificultad de estructurar respuestas y soluciones), es bueno que los escritores empiecen a buscar fórmulas de reflexión.
Marta Sanz fue precursora en el debate al publicar en 2003 Animales domésticos, que ella misma calificaba como “una historia sobre la pudrición de la clase media y la brecha pavorosa que empezaba a haber entre los de arriba y los de abajo”, pero en los últimos tiempos destacan dos títulos: la novela Democracia de Pablo Gutiérrez y En la orilla de Rafael Chirbes.
Pablo Gutiérrez, señalado por la revista Granta como uno de los grandes valores de la joven literatura en español, trata de reflexionar sobre cómo está afectando a los individuos y la sociedad esta enorme estafa: “La novela no es ni una investigación ni una tesis. De economía sé lo que todos hemos aprendido desde 2008. Quise contar cómo afecta un colapso cósmico a seres individuales, la intrahistoria, qué relación hay entre el gran mundo de las finanzas y una vida pequeña”. Mientras escribía Democracia, Gutiérrez tenía muy presente el relato colectivo y anónimo que se está construyendo sobre la crisis: “Lo vamos asumiendo, y eso es muy nocivo porque nos va amansando”.
Pero la que ha sido llamada la novela definitiva sobre la crisis es En la orilla, de Rafael Chirbes. Este autor ya se había ocupado de estos temas en el pasado, buscando adentrarse y mostrar las miserias de todo un entramado de valores, y en esta última novela cobra un nuevo sentido, ya que no hace referencia únicamente a los últimos años en los que la crisis ha mostrado su rostro más feroz, sino todo lo que se había ocultado durante mucho tiempo.
A su vez, algunos novelistas no han podido eludir el drama actual pero han preferido tratarlo desde el ensayo, es el caso de Antonio Muñoz Molina y su libro Todo lo que era sólido, donde Muñoz Molina hace un repaso de los años de democracia, casi desde el inicio de la misma, y separa cada átomo de nuestra sociedad para analizarla desde una perspectiva ética, económica y social.