ENTREVISTA CON...

 

ENRIQUE VILA-MATAS

 

(Entrevista efectuada por participantes de los talleres literarios de Escritores.org  - año 2011)

 

Tal como señalaba Enrique Turpin “lo vila-matiano es desde hace algún tiempo la distancia más corta entre la vida y la buena literatura”, el escritor Enrique Vila-Matas se ha brindado amablemente a responder las preguntas de Escritores.org

 

P.¿Qué consejo le daría a un escritor principiante?

Que lea, sobre todo eso, que lea. Pero no creo mucho en los consejos. Generalmente se pide el consejo de alguien para luego no hacer caso o bien, si la cosa va mal, reprochárselo al que te lo ha dado.

 

P.¿Sus libros parten de una imagen o una idea?

R.     De imágenes casi nunca. Más bien de ideas. A veces para llevar la contraria a una idea de otro narrador. Mi último libro, Doctor Pasavento, partió de una pregunta que me hizo alguien en El Escorial hace dos veranos. “¿Cuándo piensa usted desaparecer?”, me preguntó. Esto puso en marcha mi nuevo libro, que habla sobre el tema general de la desaparición que, por otra parte, es un viejo tema mío, pues ya a aparecía en El arte de desaparecer, un relato de Suicidios ejemplares.

 

P.. Actualmente se concede mucha importancia a la primera frase de un texto.¿Es relevante para usted?

R.  Hay libros muy buenos con comienzos ligeramente sosos.En busca del tiempo perdido de Proust empieza así: “Durante mucho tiempo, me acosté temprano”.  Es un comienzo que parece pésimo y sin embargo el libro es extraordinario. Mentiría si no dijera que cuido los comienzos, aunque últimamente lo cuido todo, frase por frase, hasta el final.

 

P.¿Cómo organiza su tiempo para escribir?

R. Nunca dejo de escribir, quiero decir que estoy siempre sobre el libro que ando escribiendo, pues tengo la impresión de que cualquier cosa puede serme útil para ese libro. En más de una ocasión las mejores ideas me han llegado mientras me aburría esperando el autobús.

 

P.  ¿Ha cambiado, a lo largo de los años, lo que busca en sus lecturas? ¿Qué libros de cabecera siguen ahí tras su largo recorrido como escritor?

R. Es que los libros que tanto me sorprendieron en la juventud (Locus Solus, de Raymond Roussel; Bartleby el escribiente, de Melville; Jakob von Gunten, de Robert Walser...) ya no me pueden sorprender, aunque, eso sí, siguen bien vivos para mí. De vez en cuando, descubro algún nuevo autor y entonces me lanzo a buscar todos sus libros. Me ha ocurrido recientemente con John Banville, por ejemplo.

 

P. La lectura es fundamental no sólo como placer sino como pértiga para animarse a escribir las propias historias, pero en su caso las figuras y obra de otros escritores se reúnen en su obra de un modo absolutamente fértil.¿Entiende la escritura sin ese diálogo fundamental? ¿Es un signo de la novela contemporánea?

R. Es un signo de lo que hago yo, eso seguro. Dialogo o transformo –comentándolos-  textos de otros para a la larga escribir algo totalmente mío, personal. Este modo de trabajar no es tan raro ni tan exclusivo mío. No hay un solo escritor interesante que no tenga en cuenta la literatura que le ha precedido; muchas veces “se trabaja” con ella, aunque, a diferencia de lo que hago yo, no se cite a los autores.

 

P. En París no se acaba nunca habla de la escritura de su primera novela.  Aunque hay un homenaje evidente a ese París que relató Hemingway en París era una fiesta, también hay una sana ironía de corte cervantino en el modo de verse a sí mismo como escritor principiante lejos del tópico de las novelas de aprendizaje.¿Debemos reivindicar la ironía?

R. Eso lo tengo más claro que nada. Sin ironía no hay verdadera literatura.

 

P.  Ha confesado en innumerables ocasiones que empezó a escribir porque le fascinaba convertirse en un personaje literario, y es indudable que lo ha conseguido.¿Siente que, como escritor, ha logrado mantenerse fiel a sus expectativas juveniles? ¿Le gusta algo de lo que escribió hace mucho tiempo tanto como lo que está escribiendo ahora?

R. Como “personaje literario”  me propongo desaparecer. Lo hice para llamar la atención en vista de que la gente no me conocía ni me leía. Me propongo desaparecer como personaje, pero otra cosa es que ando muy atento a que vida y literatura vayan muy unidas en mí. No tuve expectativas juveniles, de ningún tipo. Por eso apenas he conocido dolorosas decepciones. Cada vez me miro con más interés algunas de mis primeras obras. Concretamente, Suicidios ejemplares,Hijos sin hijos y Extraña forma de vida.

 

P. El caso del éxito inesperado deBartleby y compañía, ya que no se trataba de una obra sencilla sino de un texto que aunaba al mismo tiempo ficción y ensayo literario, muestra que los lectores se están volviendo más exigentes literariamente de lo que piensan los directores de marketing de las grandes editoriales.¿Hasta qué punto influye en su escritura el lector?

R. No hago caso de los que me reprochan intelectualismo, minoritarismo o meta-literatura. Yo escribo lo que más me gusta escribir, y seguidores últimamente no me faltan. En cuanto a lo de la meta-literatura me hace reír. En Doctor Pasavento probablemente volverán a insistir en que soy meta-literario. Sin embargo la desesperación, soledad y locura de mi doctor pertenecen ya a la humanidad.  Son un fiel retrato del héroe contemporáneo.

 

P.  Ha publicado en los últimos tiempos diversas recopilaciones de crónicas periodísticas y ensayos como “Desde la ciudad nerviosa”, o “El viento ligero en Parma” ¿La escritura periodística ha influido en la forja de su estilo literario?

R.  Estáíntimamente intrincada con mi obra de ficción. Y, además, me sirve para ganarme la vida, ya que no todos los días tiene uno una novela para entregarla al editor.

 

P.   Curiosamente su obra fue reconocida de manera amplia, tanto por la crítica como por los lectores, mucho antes en México que en España, aunque actualmente ya no sea así.¿Cuál piensa que fue  la razón para esta empatía literaria se desarrollara inicialmente en Latinoamérica?

R. En estos momentos tengo la impresión de estar mejor considerado en México y en Francia que en mi país. Respecto a esa recepción mexicana, Sergio Pitol me dijo que se debía a que mi escritura era excéntrica en el sentido literal de la palabra (es decir, fuera del centro, en este caso, fuera del centro de Madrid) y que México era un país excéntrico.

 

P.¿Responder entrevistas es un acto de creación literaria? Me refiero a que los periodistas siempre buscan ahondar en esos misterios a los que toda la literatura es una tentativa de respuesta, ese tipo de preguntas como ¿cuándo empezó a escribir? ¿qué elementos de su biografía están presentes en su obra y cuáles están ocultos? ¿Ha pensado en suicidarse? ¿Ha pensado en dejar de escribir? El éxito lleva este juego hasta la exasperación, pero quizás también le permite a uno, de algún modo, inventarse una vida posible ¿y acaso eso no es literatura?

R. Escribo y pienso y proyecto también cuando hago una entrevista. Entre respuesta y respuesta, en esta misma entrevista precisamente se me ha ocurrido (debido a la pregunta sobre cómo veo hoy mis obras primerizas) escribir un libro en el que simularía que un editor de mi edad publicaba la primera novela de un autor de 22 años  que se llamaría Enero Z. Satie. Eso me permitiría tratar de escribir como si tuviera esa edad de 22 años y yo limitarme a escribir el prólogo de presentación. Tal vez eso me permitiera regresar a las exigencias de mis primeros años de escritor.

 

P.  Su discurso de recepción del Premio Rómulo Gallegos terminaba con estas palabras, que marcan una declaración de principios.  “El orgullo del escritor de hoy tiene que consistir en enfrentarse a los emisarios de la nada —cada vez más numerosos en literatura— y combatirlos a muerte para no dejar a la humanidad precisamente en manos de la muerte. En definitiva: que a un escritor le podamos llamar escritor. Porque digan lo que digan, la escritura puede salvar al hombre. Hasta en lo imposible.” ¿Todavía hay esperanza, o parafraseando a Kafka, habrá que acabar pensando aquello de “mucha esperanza, pero no para nosotros”?

R. Sólo sé que la escritura de Kafka puede salvarnos. Hasta en lo imposible.

 

P.¿En qué obra está trabajando actualmente?

R. El próximo lunes se presenta Doctor Pasavento, mi novela. Me hallo en una situación de tensa espera, lo que no quita que ahora, cuando me despida de usted, vaya a pensar más en mi libro del joven de 22 años. Ese Enero Z. Satie está en estos precisos instantes llamando a mi puerta...

 


Para consultar más información sobre Rodrigo Fresán (biografía, bibliografía) pulsa aquí:
Enrique Vila-Matas

 


 


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