Mujeres silenciadas en la literatura
El silencio estalla en palabras cuando hablamos de literatura escrita por mujeres. Hay varias formas de silenciar a las escritoras, una de ellas, no traducirlas y fomentar el patriarcado en la literatura, es posible que no sea haga de manera consciente, dicen que es cuestión de ventas ¿se hacen estadísticas para demostrar la fiabilidad de esta premisa? Pero pongamos un ejemplo: Elisabeth Bowen y su libro La muerte del corazón. La obra, publicada en 1938, fue considerada una de las 100 mejores novelas del siglo XX. De la biografía de la autora, destacamos que a los 24 años se une al Círculo de Bloomsbury compuesto, entre otros, por Virginia Woolf, L. Wittgenstein o John M. Keynes. Por fin, la editorial Impedimenta publica en 2012 La muerte del corazón de Elisabeth Bowen, 78 años después de su primera edición y con una espléndida traducción de Eduardo Berti. Impedimenta recupera, o nos descubre a los que leemos en castellano, un libro imprescindible para comprender, desde otro punto de vista, lo que sucedió en un periodo fundamental de la historia: las dos guerras mundiales, tiempo en el que transcurre esta novela. La muerte del corazón determina el carácter singular de una escritura que se ha comparado con la de Virginia Woolf, Irish Murdoch o Muriel Spark, casualmente todas mujeres, ¿no tiene acaso influencia en su obra el Fausto de Goethe o La Eneida de Virgilio? Bowen, que publicó este libro a los 39 años, narra la historia de una huérfana adolescente: Portia Forster, que tras la muerte de su padre, se enfrenta a una vida elitista en la casa de su hermanastro. La autora, más allá de la trama, relata la destrucción de la inocencia en la juventud, la fragilidad frente a lo hostil y la propia supervivencia.Otra forma de apartar a las mujeres de la literatura es la reducción de sus obras a antologías donde sólo aparecen ellas, como si el hecho de ser mujer tuviera algo que ver para permanecer aisladas de los escritores, las narradoras y poetas, participan en las antologías porque es una forma de hacerse visibles, a pesar de no comprender bien esa separación de género, pero agradecidas, espléndidas, reivindicadas.
Hay otra manera de silenciar a las escritoras o dejarlas al margen de los grandes autores: no premiarlas: recordemos que desde 1901 sólo 13 mujeres han ganado el Nobel de Literatura, contando con Alice Munro que lo ha recibido este año, por cierto su novela, La vida de las mujeres, publicada en 1971 nunca ha sido traducida al castellano, también hay que contar con el encasillamiento en un género literario o la inclusión de mujeres en antologías para que figure alguna entre decenas de hombres y así asegurar que no hay discriminación; pero ninguna fórmula conseguirá silenciarlas, la grandeza de la escritura reside en la capacidad para salir a flote a pesar y sobre todo gracias al paso del tiempo, agradezcamos entonces esas antologías de escritoras que recopilan grandes obras literarias o biografías que despiertan el interés de los lectores, que buscarán libros de autoras que aparecen reunidas en antologías como la de Stefan Bollmann “Las mujeres que escriben también son peligrosas” (Editorial Tusquets), en este libro encontramos escritoras como Irène Némirovsky, Sophie Scholl, Françoise Sagan o la italiana Elsa Morante. Sería necesario para reconocerlas, tener conocimiento de su existencia y después poder disfrutar de su magnífica literatura.
© Sonia Aldama Muñoz. Octubre de 2013