Baja la apuesta por las apuestas de nuevos escritores en español
W. Manrique Sabogal / El País
Día 02/06/2013
Los jefes y Ojos azules son los títulos de dos libros que a mucha gente no les dirá nada, pero hoy sus autores poseen el Nobel de Literatura. El primero es el volumen de cuentos de Mario Vargas Llosa con el cual obtuvo el premio Leopoldo Alas en 1959 y el segundo el debut novelístico de Toni Morrison en 1970. Obras en países e idiomas distintos que en su momento pertenecían a dos desconocidos pero en los que un premio y un editor creyó. Un ejercicio de apuesta literaria que ha mermado con los años, a favor de la búsqueda de pelotazos literarios que cuadren las cuentas. En el caso de España la edición de nuevas voces hispanohablantes cada vez es menor. Ir a lo seguro, parece, la consigna, ir a lo fijo, el mantra. Una mirada sobre las 353 casetas de la 72ª Feria del Libro de Madrid en el parque del Retiro es la prueba. “Un análisis sobre nuestras mesas de novedades”, reconoce Juan Casamayor, de Páginas de Espuma, “muestra un predominio claro de la recuperación del clásico o clásico contemporáneo y la traducción, frente a la nueva literatura en español”. Algo que lamenta Casamayor, porque para él hay una parte insustituible del editor: “El compromiso con su entorno más cercano”. En este sentido, afirma, “editar a autores coetáneos y nuevos de mi lengua es una esencia”.