Belén Gopegui: "La red está en poder de muy pocas manos"


Pablo E. Chacón
En "Acceso no autorizado", la novelista española Belén Gopegui, mediante el formato de un thriller, reflexiona sobre el lado oscuro de las redes sociales, las formas de vigilancia pública y cómo en el universo contemporáneo, la política ha cambiado definitivamente su estatuto.

 

El libro, publicado por el sello Random House, está pensado como una intriga palaciega que incluye hackers, solidaridades insólitas y defecciones también insólitas, bajo un epígrafe que representa el espíritu contestario del texto: "No hay fortaleza inexpugnable ni prisión que no contenga un defecto".

Gopegui nació en Madrid en 1963. En 1993, publicó su primera novela, "La escala de los mapas" (Anagrama). La siguieron "Tocarnos la cara", en 1995, y "La conquista del aire", en 1998, adaptada al cine por Gerardo Herrero con el título "Las razones de mis amigos".

En 2001, la misma editorial editó"Lo real"; en 2004, "El lado oscuro de la almohada"; en 2005 apareció su pieza teatral "Coloquio" en el libro coral "Cuba 2005". En 2007, publicó"El padre de Blancanieves" y en 2009, "Deseo de ser punk".

En diálogo con Télam desde la capital española, la escritora, de reconocida militancia en la izquierda, asegura que "acercarse al poder en una narración significa acercar esa narración a la violencia".

Estrictamente, eso ocurría en "El lado frío..." y "así ocurre, por otros caminos, en esta novela. Por lo demás, imagino que tiene en común con mis otros libros los materiales que me construyen", agrega.

En "Acceso..." rebota de manera contundente la actualidad de la Europa posboom financiero -esa utopía que explotó en 2008-2009- sobre la que Gopegui, con alta sutileza trabaja nombrando sin nombrar a funcionarios y burócratas de los organismos de crédito internacionales, y algunos ex miembros del gobierno español.

El ambiente, ominoso, remite, si se quiere, a James Graham Ballard.

Para la escritora, en cambio, "todas las grandes ciudades se parecen aunque cada una, parafraseemos, es desdichada a su manera.

El Madrid que describo está existiendo ahora y no es excepcional ni tampoco diría, pesimista", dice.

Pero "ocurre que como en el mar, en una ciudad conviven los peces que se agrupan junto con las criaturas solitarias. A veces también me interesa la mirada del equivalente a esos peces que emiten su propia luz".

En la novela, uno de los grandes protagonistas es la red, y más que la red, el tráfico oscuro de información. Al respecto, la opinión de la española es demoledora.

"La red es un instrumento útil para organizarse tanto desde la resistencia como desde el poder, pero convendría no olvidar que lo es básicamente para el poder", insiste Gopegui.

Los contraejemplos también existen: "En las revoluciones del norte de Africa, no obstante, lo que al final define la partida es el control del territorio, y son las armas y el capital quienes por ahora están mejor preparados para lograrlo, aunque pueda haber excepciones".

Desde el otro lado del océano, la narradora acuerda que la criminalización de la pobreza y la exclusión es una política que no casi no reconoce fronteras, ni ideológicas ni de las otras.

"Es así, sin dudas. Pero también es cierto que algunas personas pueden utilizar la red para redistribuir un poder que está en muy pocas manos".

Sin embargo, "hasta el momento la infraestructura de la red y los grandes servidores pertenecen a empresas ligadas al capital.

Subvertir la red desde dentro es un primer paso, pero no podrá ser el único", sostiene.

Y no se interesa por el ambiente extrañado de "Acceso...": "No, no me parece que el ambiente en la novela esté enrarecido, hay aire para respirar y hay espacio; quizá predomina la noche. Lo que quise contar son las limitaciones de quienes tienen el poder".

"El sometimiento que a mi modo de ver, cambiaría si fuera revelado y hubiera una voluntad política real de combatirlo. Pero cuando el capataz no se rebela contra su dueño, cuando acepta su dominio, el sometimiento se convierte en servilismo y la opresión crece".

Con respecto a la espectacularización de la intimidad, en "la vicepresidenta (uno de sus personajes) establece en la novela una distinción entre lo público tal como habitualmente se entiende y lo íntimo".

"Para ella no es la intimidad lo que está desapareciendo en este momento de la historia, sino lo público. Estaría en parte de acuerdo con ella: la vida privada crece en la red, se multiplica, pero se extinguen, tanto en la red como en la vida física, las instituciones", dice la escritora.

Gopegui, acaso sin proponérselo, homenajea a la literatura argentina, a la gran literatura argentina.

"Me gusta mucho aquel verso de Fogwill, `La sed está en la boca`; nada existe separado de las cosas y cuando no hay instituciones a las que pertenecer o si estas se privatizan de tal modo que ya no quedan principios y argumentos comunes sino sólo intereses, la sociedad se degrada y entramos en un período de decadencia".

Gopegui coincide, desde su inteligencia, con un pelotón que casi no merece la equivalencia: "El capitalismo crea soledad, desde la soledad sólo queda el exhibicionismo o su otra cara, aislarse y, en ambos casos, desaparecer".

Algo de esto pensaba el situacionista francés Guy Debord.

"Creo que ese es un proyecto por realizar; más allá de la exactitud de las descripciones (de Debord) sobre la sociedad del espectáculo, la necesidad de reescribir la vida está por hacerse y viene un tiempo en el que vamos a necesitar sus textos y su empuje".

Gopegui es escéptica, nunca nihilista, es una representante del optimismo de la voluntad y el pesimismo de la inteligencia, según la fórmula canónica del italiano Antonio Gramsci.

"Bueno, en estos días he leído `La rebelión`, de Joseph Roth.

El protagonista cierra el libro con un texto: `De mi devota humildad he despertado a la roja y rebelde obstinación`. Del 15 M importa ese despertar, las teorías vienen procedentes de diversos movimientos de emancipación; habrá también impulsos reformistas y contradicciones, pero no diría que es lo que lo define", concluye la novelista.

 

Fuente: http://www.telam.com.ar/vernota.php?tipo=N&idPub=235996&id=445438&dis=1&sec=7


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