“La rocambolesca historia de Pere Bitxo”- de Ramón Fontseré.
La rocambolesca historia de Pere Bitxo, o “Vixca la terra” que es como se titula en catalán la novela de Ramón Fontseré, actor del grupo teatral Els Joglars y su actual Director, es una sátira costumbrista. Publicada por Tropo Editores con traducción de Carlos Alcoy en versión castellana, es un homenaje a los antihéroes. Es una dedicatoria respetuosa a los que, a pesar de tanto nuevo, permanecen en lo de siempre, en una manera de ser propia y diferente. No tienen blog, ni teléfonos de última generación, y miran estas cosas con la socarronería de quien sabe que no son necesarias, como no lo son tampoco la casi totalidad de los políticos. Pero en su sabiduría añeja tampoco harán bandera de nada. Su oficio es vivir a su manera, como toda la vida, que ya es bastante. Lo que cuenta de Pere Bitxo, transportista de huevos en una comarca catalana del interior, atravesada por el rio Pelat como afluente del Ter, es el acontecer de una jornada, de madrugada a madrugada, y su relación con unos cuarenta personajes que van apareciendo a lo largo de ese periodo: Tenderos, muertos, putas, curas, inmigrantes, sepultureros drogatas, incendiarios, mujeres infieles, maridos engañados, policías, guiris que se sienten superiores, guardias civiles, jueces borrachos, médicos. Es el acontecer diario que podría tener lugar igualmente en cualquier barrio de ciudad, porque lo importante no es el lugar, sino un modo de ser, extrapolable por ser universal. Este es el gran acierto de Fontseré debido a su capacidad de observación de la realidad. Son los personajes enraizados en la tierra, que si miran al cielo, es para a continuación mirarse los zapatos bien asentados en la tierra, dentro de los que se sienten seguros, y además gritarlo al tendido. Son personajes fantásticos, divertidos, con una vida aparte. El libro, de naturaleza costumbrista, es como un observatorio de lo peculiar, de los que, sin pretenderlo, no quieren ser vistos como parte masificada. Gentes que no tienen ideología, o que la suya es no tenerla, por estar muy pegados a un realismo naturalista nada ingenuo, a medio camino entre lo epicúreo y lo fatalista con escasas connotaciones morales. Ramón Fontseré, maestro de la caracterización de tipos populares, sustituye la falta de crítica social y de conflicto por la socarronería dotada de honda humanidad, y encuentra un equilibrio entre el sentimiento individual y el sentimiento colectivo como partes de un todo. Vivir a la propia manera es un seguro contra lo superfluo y lo efímero. Otro gran acierto del libro es la utilización de un lenguaje vivo, particular, que se desliza del catalán al castellano de una manera muy libre, con pocas reglas, como si hubiera pretendido sorprender el oído del lector con la manera de hablar castellano de ciertos catalanes. Hasta ahí llega la peculiaridad de esos personajes a los que Fontseré no ha querido depurar de su tamiz fónico, y a los que demuestra querer metiéndose en su piel.© Bárbara Fernández Esteban 04/2013
