Entrevista - JOHN BANVILLE, autor de Los Infinitos

En ocasiones una entrevista se presenta de forma imprevisible. Al finalizar la rueda de prensa de Anagrama, para presentar Los Infinitos, el último libro publicado de John Banville solicito a la editorial -in situ- , mantener una entrevista privada con el escritor. Me dedicará unos minutos –cinco, especifican-, ya que van apretados de tiempo porque ahora les toca comer con los editores. Más difícil todavía. Apurar al máximo 300 segundos entre preguntas y respuestas, más aún tratándose de un autor de esta talla....Algunas veces, cuando uno escribe la frase, hace un ping , ¿sabes?, pero esa frase nunca es el libro. El libro es una suma de tantos pings que cuesta detectarlos. Es un largo proceso que lleva tres, cuatro, cinco años... ENTREVISTA Sr. Banville, parafraseando a un traductor español bien conocido, la virtud indispensable de un traductor es la invisibilidad. Aparte del gran trabajo que confirmo ha hecho su traductor, en esta ocasión Benito Gómez Ibáñez, y tras cotejar algunos párrafos de su novela tanto en inglés como en español puedo decir con contundencia que esos párrafos hablan por sí mismos en ambos idiomas. La composición tiene lo que yo llamo alma. (Deja las gafas a un lado, sobre la mesa, y hace un gesto de introspección, como si se concentrara en la respuesta.) ¿Ha habido algún momento durante la creación de esta novela que usted haya percibido la sensación de un ¡lo tengo! ¡Lo conseguí! Eureka? John Banville: Oh, no, no, eso nunca pasa. Es cuestión de trabajar y trabajar y trabajar... Lo mismo que ocurre con la danza. Eso mismo pasa cuando escribes un libro. Algunas veces, cuando uno escribe la frase, hace un ping, ¿sabes?, pero esa frase nunca es el libro. El libro es una suma de tantos pings que cuesta detectarlos. Es un largo proceso que lleva tres, cuatro, cinco años... Algo que encuentro loable en su obra es que usted no esconde el miedo a la muerte, no dice: no, no me importa la muerte, quitándole importancia, sino que lo confirma, me preocupa la muerte. A mis ojos hace que cualquier comentario al respecto tenga más valor, más interés.¿Cómo se enfrenta personalmente a la muerte en este libro?, o dicho de otra forma, ¿utiliza el libro en algún momento como medio de evitarla? John Banville: Oh, no, creo que la manera de actuar es encararse. Spinoza dice que un hombre sabio piensa a menudo en la muerte, pero es en realidad una meditación sobre la vida. Es cierto, la muerte nos mejora, nos forma, pero lo hace mientras vivimos.¿Eso cree? John Banville: ¿Usted no? ¿No lo hacen todos? (Me río) Creo que no todos lo hacen. Quizás algunos. Creo que no nos damos cuenta de que somos seres que algún día vamos a morir, y mantenemos esa idea de la vida eterna. Al menos eso es lo que veo a diario alrededor. John Banville: Bueno, nos sentimos como en dos lugares; que no tenemos una oportunidad de vivir para siempre, pero que la vida continúa, lo que lo hace mucho más real. Quiero decir, cuando un niño muere es algo terrible, pero cuando uno envejece y llega al final de su vida ya no experimenta eso, la muerte ya no es una experiencia de la vida; creo que es así, y la conciencia nos ayuda a entender todo lo que hacemos... (Le hago un chiste malo sobre la cadencia de su prosa, que por supuesto no entiende. El humor español es ajeno a la consabida flema –en este caso- céltica. Así que no intento aclarárselo y voy al grano, hoy el tiempo es un lujo, y llevamos al menos dos minutos de entrevista) Al hilo del tema de la cadencia, mi sensación personal al leerle es que esos tiempos medidos no se pueden separar de su persona.¿Es la suya una cadencia inherente al Sr. Banville, o llega a impostarla? John Banville: Bueno... soy un humano, todo el arte humano toma la propia experiencia humana para dar forma a nuestros personajes; el arte es una ocupación muy humana, pero la ocupación de humano es un invento, la vida del sueño... Es un proceso de enfoque. Se trata de cómo vivimos nuestras vidas a diario. Como usted ha experimentado en este caso... John Banville: Sí, es nuestra parte mortal la que escribe un libro. Una novela no es eso para nada. Una novela puede empezar al final de una vida; y experimentamos con eso... Pura filosofía. No podía ser menos. El Sr. J.Banville recoge las gafas de la mesa y se las vuelve a colocar, señal inequívoca de que se han consumido los cinco minutos de agenda concedidos, y dando por terminada la entrevista comentamos sobre la diferencia de los horarios de comidas que existen en España. Le agradezco su amabilidad por concederme estos minutos que no estaban previstos en su agenda, y me despide con un apretón de manos. Una entrevista que se me ha hecho corta, no solo por el tiempo. Con mi curiosidad y su anecdotario imparable no me hubiera importado tomar otro café con él. En otra ocasión, quizás...

 

Saray schaetzler

 


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