Día del escritor en Argentina
El 13 de junio se celebra en nuestro país el día del escritor debido al fallecimiento del cordobés Leopoldo Lugones (1874-1938), fundador de la Sociedad Argentina de Escritores. De su trayectoria profesional, podemos decir que  fue el autor de “La Guerra Gaucha” y “Lunario Sentimental” entre otras obras, que luego lo llevarían a recibir el Premio Nacional de Literatura. Fue periodista y trabajó para el periódico “La Vanguardia” y para el diario La Nación y su pensamiento político conservador generó polémica en la sociedad de la época.

Lugones es uno de los innumerables ejemplos que han dejado su huella impresa y que, quizás hoy,  ocupan un espacio en nuestra biblioteca o en el inconsciente colectivo.  Sin embargo, hay, habrá -y seguramente hubo ¬¬-  miles de palabras que no tuvieron la suerte de ser leídas por los demás. Esto puede suceder por varias razones pero todas esas almas comparten una misma pasión, la cual paradójicamente la explicaremos usando  más palabras:
Escribir es hablar en silencio. Cada palabra contiene un mensaje que proviene de un mortal que busca trascender a través de los ojos de otros. Es un arte sincero y directo. Lo que uno elige refleja las ideas, dudas y conflictos de una mente y un corazón alborotado y provoca una emoción instantánea en el lector.
Escribir también implica un ejercicio diario y organizado y todo escritor debe leer no tan sólo lo que le interese o le agrade porque en la suma de conocimientos y mundos se encuentra la verdadera raíz de la producción textual.
Si aún no queda claro lo que esta destreza quiere expresar o simbolizar, este poema de mi autoría quizás pueda ilustrar las razones que poseemos todos aquellos que caemos ante el placer de las letras:


Escribo porque mis manos me lo piden,
porque mis dedos son el puente hacia la catarsis.
Escribo para perpetuar un momento,
una efímera sensación de felicidad,
para acelerar la transición del dolor.

Escribo porque me lo dicta el corazón,
porque en las palabras hallo respuestas a mi mortalidad.
Escribo porque es mi medicina,
una solución para el insomnio de mis temores.

Escribo porque es mi manera de vivir,
de desplegar mi alma en un pergamino de ideas,
de que conozcas mi rostro en un papel.



Ma. Cecilia Ruiz Wayar