LAS VIEJAS HISTORIESTAS QUE EL IMPERIO NOS IMPUSO Entre libros y cuadernos se entreveraban revistas.
Las revistas ocupaban una parte importante en la dinámica de la vida de los adolescentes. No se podía concebir un pibe sin su bagaje de figuritas, bolitas y revistas. No había tanta variedad como ahora. Algunas eran clásicas, como el BILLIKEN, EL TONY, EL TIB-BIS, o EL PIF–PAF.- Lo que hacían a las revistas eran las Historietas y los personajes que traían en su interior. Los diarios también aportaban su cuota parte y tenían su página de historietas y algunos, como “EL PLATA”, traía un suplemento semanal de 8 páginas con historietas en colores.
Había personajes, ingenuos, tontos, fantásticos, convencionales, creíbles e increíbles. Había ingeniosos y regocijantes como La PEQUEÑA LULÚ y su relación con el club de Toby, como SNUPPI Y CHARLY BROWN, o aquellas historietas representantes de la clásica y poderosa clase media norte americana, PEPITA Y LORENZO, o DANIEL EL TRAVIESO y aún más atrás los inolvidables BENITIN Y ENEAS y la personal GATA TOBITA. El inolvidable POPEYE y sus peleas con BRUTUS, que siempre trataba de quitarle la novia, la flaca y despistada OLIVIA.
Había otras historietas que no me divertían, por el contrario me causaban tristezas y no llegaba a comprender muy bien a sus personajes. Uno de ellos era el PATO DONALD, a mí me daban pena sus sobrinos, Hugo, Paco y Luis, que eran huérfanos y por eso los criaba su tío. También su eterna novia la PATA DAISY, que era el calco femenino, también criaba a tres tontas sobrinas.
Estos personajes se comportaban como humanos, usaban cosas de los humanos: mesas, camas, cubiertos, autos, etc. Y muchas veces me pregunté:
¿Cómo haría la PATA DAISY para tener hijos?.¿Pondría huevos?, y DONALD ¿habría nacido de un huevo en un nido de paja?
Mi Tío "El Marques", decía que bien pensado daba tristeza, meter en un ave tan tonta como un pato, toda la riqueza, la inteligencia y la sensibilidad humana o al revés llevar el nivel de la mejor creación de la naturaleza a animales tan primarios en la escala zoológica.
Había otro ridículo personaje que tampoco me convencía, y era MICKEY, un orejudo y petulante ratón con características de persona. Me daba algo así como vergüenza que hicieran que un ratón tuviera características humanas.
Lo sentía como vergonzante para la condición humana.
El único personaje que me resultaba simpático, era el perro PLUTO, era perro, actuaba como perro y hacía torpezas de perro, en un mundo tan ridículo como desequilibrado, donde patos, gansos, caballos, pájaros carpinteros y conejos, tomaban características humanas.
Alguna vez alguien en una revista Life en Español, trató de explicar la existencia sociológicas de estas criaturas y decía que aún en la violencia eran personajes tiernos y humorísticos que ridiculizaban la crueldad de las conductas humanas. Hoy a la luz de los tiempos, me parece una explicación lógica del “Sistema Imperial” y me lleva a pensar que la creación de estos personajes evidenciaba los miedos a las realidades que querían disfrazar con tan torpes fantasías, pero que tuvieron el doble cometido de amasar fortunas y crear imperios que impulsaron con su poder económico la difusión de ideas y culturas, que favorecían determinados intereses en desmedro de las culturas de otros pueblos Había una historieta con un personaje representante de la clase alta que explotaba a un gigantesco negro sumiso, que siempre estaba cargando pesados bultos encima de su cabeza llamado LOTARIO.
Su amo, por que este pobre negro no era otra cosa que un esclavo, MANDRAKE EL MAGO, que siempre vestía de frac, con capa y chistera y corrían aventuras con su eterna novia NARDA, una “estirada” y despistada “mina” que siempre, de tonta nomás, se metía en líos para que el mago la salvara de las malévolas intenciones de malhechores que la usaban como rehén, hasta que el mago se “calentaba” y saca a relucir sus fantásticas condiciones y salvaba a su novia, a la sociedad y al mundo con su bastón, especie de varita mágica, que transformaba a cosas y personas en monstruos que espantaban y enloquecían a los enemigos.
En mi simple e inocente razonamiento me preguntaba como podía ser que siempre estaban de novios y nunca se acostaban juntos.
El Tío Humberto me dio una explicación más o menos lógica:
-- “Esas cosas se hacen del lado de atrás donde nadie le ve”.
En las páginas centrales del TIB-BIS había una historieta con un personaje tan especial como ridículo pero que hacía las delicias de los chicos; llamado EL FANTASMA, especie de quijote que por las selvas de África y de Asia, corría tremendas aventuras con su novia DIANA, su perro DIABLO y su caballo "TRUENO", que cuando entraba en acción se vestía con una curiosa malla azul con capucha que le cubría la cabeza y se tapaba los ojos con un pequeño antifaz, que siempre me pregunté: ¿a santo de qué?.
Nunca comprendí muy bien él porque todos los “súper-héroes” se cubrían la cara con máscaras y antifaces.
El tío Humberto decía que era por que les daba vergüenza hacer y decir tanta pavada.
Pero volviendo al EL FANTASMA, el tipo además de vestir esa calurosa malla, calzaba botas de media caña en plena selva, donde el calor y la humedad debían ser insoportables. Además el tipo vivía en una cueva llena de calaveras y tenía un anillo de plata también con una calavera que cuando le pegaba a un malhechor se la dejaba marcada para siempre en la cara.
Había algunas cosas, que hacían que estas historietas, como todas, no fueran muy creíbles.
Estos “Tipos” siempre tenían como ayudante o especie de sirviente a personas de “raza inferior”, algo tontos y serviles, valientes e incondicionales, como los escuderos de los “Caballeros” del medioevo, tan bien burlados por Cervantes en “El Quijote”.
“El Llanero solitario” tenía al indio “Toro”, Mandrake al negro “Lotario”, Red Rider a “Castorcito, un niño indio, medio desnudo y descalzo que ayudaba al pelirrojo “justiciero” a pelear contra su propia raza, mientras el poderoso vaquero con “pilchas” de primera, montaba el mejor caballo, comía de lo mejor, dormía en buena cama, “el pobre” e ignorante indiecito dormía en el suelo, andaba vestido con un taparrabo y comía las sobras. Pasaba lo mismo con John Hall y “Sabú”, con Batman y Robín, una sospechosa relación de un millonario solterón con un adolescente, con el Zorro y su ayudante mudo. Y evidentemente EL FANTASMA no podía ser menos, también tenia un “ayuda-servil” en un joven hindú bastante tonto, que por ayudar al poderoso héroe, de torpe nomás se metía en problemas y siempre era atrapado por feos y sucios “bandidos”. En esto, muy solapadamente, nos enviaban un mensaje subliminal que asumíamos con resignación: El papel protagónico del héroe super humano, siempre era un Yanqui fuerte, inteligente, noble y asexuado, y el papel secundario de escudero ayudante, débil y torpe era para las “razas inferiores”.
Los elementos que ponían en duda la condición humana de estas criaturas, eran, por ejemplo, su eterna juventud, nunca cometían errores, ni tenían angustias, Nunca vacilaban y tenían resueltos todos los problemas económicos, eran valientes, audaces y justos. Tampoco besaban con pasión a las protagonistas, ni las tocaban, ni las desvestían y ni se acostaban con ellas como humanamente sería lo lógico. En cambio preferían: Batman irse con Robín, El Llanero con el Indio, El Fantasma con el Hindú y Superman que cuando rescataba a Luisa Lane y con ella en brazos volaba por los cielos, tan recatadamente que nunca el viento le levantaba la pollera y castamente la depositaba en su departamento y cuando ella, se suponía que con amor le agradecería haberla salvado, él muy maula se iba volando por la ventana a disfrazarse del idiota de Clark Ken,
Había super héroes tan fantásticos que durante toda la película peleaban solos contra cientos de poderosos y malvados hombres que disponían de sofisticadas tecnologías, rompían decenas de autos, motos, helicópteros, aviones, barcos y edificios, salvaban a bellísimas mujeres, desafiaban la gravedad, resistían lluvias de balas, escapaban a tremendas explosiones e incendios. También podían atravesar salvajes selvas y a mano limpia matar a terribles serpientes y cuanta alimaña se le atravesase y al final todavía le quedaba aliento para castigar al jefe de los malvados en un marco de nobleza y besar castamente a la seductora compañera de aventura.
Había un personaje que era el colmo del culto al “Súper-Héroe”. Se llamaba Roy Rogers, un vaquero rubio, defensor de los pobres y de las damiselas desamparadas, que peleaba contra los malos Yanquis, los Indios, los mejicanos borrachos, los negros retobados y vestía unas ropas que los trajes de los toreros parecían opacos y deslucidos, comparados con las camisas bordadas y con flecos en las mangas. Usaba grandes guantes blancos de cuero con estrellas doradas, un imponente sombrero y botas “tejanas”, bordadas con arabescos, flores y hebillas de plata y oro.
El caballo hacía juego. Era un pinto con larga y bien peinada cola y crin rubio platino. Y ni hablar de la montura, era impresionante, llena de tachas de plata, cintas y colores estudiados para una combinación perfecta. El “tipo” arriba del caballo, daba la sensación de un letrero luminoso como con luces que se apagaban y prendían. Pero además de todo eso el “muchachito” era un carilindo, súper rápido con unos largos revólveres muy brillantes con cachas de nácar, súper diestro con el lazo, hacía pruebas acrobáticas arriba del caballo, peleaba con cuatro o cinco feos malhechores a la vez, rompía toda una cantina en una tremenda pelea y cuando terminaba o se caía del caballo, no se le había arrugado la camisa ni se le había caído el sombrero. Para rematarla, tomaba una guitarra acorde a su indumentaria y cantaba horribles canciones de amor, bailaba, zapateaba y enamoraba a las “castas doncellas de buena familia” y morían por él las hermosas mujeres de la cantina que vestidas con esplendidos trajes que parecían extraídas del Moulin Rouge. Pero que triste. El “súper-vaquero las dejaba a todas con las ganas y se iba con un gordo tonto y feo, que era también, como en los otros casos, un “amigo-escudero”.
No podemos decir que todas las historietas norteamericanas fueran malas, habían algunas regocijantes y que a mí aún hoy me siguen divirtiendo, como por ejemplo TOM Y JERRY y LOS PICAPIEDRAS, DROOPY, ETC.
Cincuenta años después las industrias de los “Comic” no han cambiado mucho la personalidad de los súper-héroes, que siguen siendo nobles, rectos y algo inocentes, jamás cometen errores ni se acuestan con las heroínas y son todos de origen norteamericanos, poseen equipos, computadoras y vehículos de transportes poderosísimos, pero lo que más llama la atención que siempre, a quienes combaten son terroristas que amenazan al gobierno de los EEUU, y pretenden dominar al mundo, y exigen la entrega de trillones de dólares, o científicos locos, casi siempre de orígenes árabes, rusos, alemanes, chinos o extraterrestres y el ejército de los malos, en todos los casos está integrado por negros, palestinos, cubanos, morochos torpes cobardes e ignorantes.
Las Historietas y el cine de los súper héroes, nos dieron una formación y crearon una cultura, que dibujó en nuestras tiernas mentes, un mapa “democrático” del bien y del mal, que nos hizo creer que los morochos y feos, petizos y gordos, siempre son malos, sucios y traidores, que los negros son cobardes e ignorantes y los árabes degenerados sexuales.
También nos hicieron creer que los japoneses antes de que inundaran con automóviles y compraran la mitad de los Estados Unidos, eran feos, necios y estaban sumidos en la barbarie del medioevo. Que los rusos eran idiotas y que la estrechez de sus mentes y su incapacidad tecnológica se debía a una equivocada ideología política. Que los chinos todavía vivían en la época de la Dinastía Ming, que eran fallutos y que su mejor pasatiempo era apresar occidentales para regocijarse torturándolos.
Que los indios eran sucios, tenían mal aliento, olor a transpiración y siempre estaban tratando de violar a hermosas rubias 90,60,90, vestidas con estupendas ropas y peinadas por consagrados peinadores, pero que cuando el indio estaba por lograr su objetivo, o llegaba la caballería o el muchachito rubio y lindo, noble y valiente, la rescataba. Y si estaba media desnuda la cubría castamente con una manta y en brazos la llevaba hasta el sillón del productor y la depositaba en sus rodillas.
También nos acostumbraron a que los Italianos eran todos mafiosos se mataban entre ellos por la hegemonía de vender protección, contrabando, trata de blancas y drogas. Con el correr del tiempo admitieron que podía haber descendientes de italianos que se había anorteamericanizados y habían mejorado su moral, porque hacían suculentas donaciones a los partidos políticos para defensa de “La Democracia”, y así poder con un manto protector seguir practicando las antiguas actividades.
Que los alemanes, aunque políticamente buenos amigos, no hay que descuidarlos, por que todavía hay “nazis y fascistas de la guardia vieja.”
Que los hermosos países del este europeo son débiles, antiguos e incapaces de asumir un sistema “democrático”.
Que los franceses solo sirven para hacer historias algo pícaras y de suave contenido erótico, perfumes, vestidos y Champañe, que los ingleses son buenos amigos, sobretodo los escoceses y los irlandeses del sur. Que los españoles son unos atrasados “chupamedias”. Que los judíos son el hijo ambicioso que hay que proteger y guiar.
Se adentraron tanto en nuestras mentes, que aún después de grandes, siempre tenemos referencias en nuestras vidas cotidianas a los personajes que adornaron nuestra niñez, pero que “formaron deformando” en nuestras mentes los clásicos estereotipos de los “buenos y los malos”.
Autor: Gabriel Segovia