“NOS ESPERABA SOLO VIVIR” – Viaje a Escandinavia. Mis nietos de invierno de Paula Winkler

“NOS ESPERABA SOLO VIVIR” –Viaje a Escandinavia. Mis nietos de invierno de Paula Winkler

– ISBN 978 987 750 305 0

Reseña de Omar Ramos*

La protagonista de la novela Viaje a Escandinavia,Mis nietos de invierno, de Paula Winkler, editada por Vinciguerra, 2020, realiza con su esposo Raúl, un viaje por Escandinavia. El registro coloquial e intimista de esta narración conduce desde los primeros párrafos a agudizar los sentidos. “Indiferente al odio a mí misma que a menudo profeso con la devoción de una alumna aplicada”. Esa afirmación lleva a esperar que ese odio, el peligro que al decir de Raymond Carver debe estar en todo texto, conduzca a una trama virulenta. El correr de las páginas lo desmiente ya que la historia, más allá de cierta nostalgia y angustia de la protagonista, es grata, navega sin grandes sobresaltos por los andariveles de la reflexión, la descripción y la opinión.

La narradora protagonista no es neutra, no sólo muestra un narrar similar al guión cinematográfico donde se describen por un lado las acciones y las descripciones y en el centro los diálogos, sino que también opina y juzga. “En Dinamarca se vivía sin caos; un alivio para nosotros, acostumbrados a la retórica de la ley (la mayoría de las veces, incumplida)”.

La trama se intercala con referencias cinematográficas como Fanny y Alexander, del genial Igmar Bergman, Hamlet o la novela Patria.“En la mesa de luz, la novela Patria, de Fernando Aramburu, cuya fotografía de la solapa, mostraba la misma mirada melancólica que la que suelo portar a diario según Raúl (y yo misma)”. Teresa, el personaje central, en su visita a Copenhague y su Palacio Real o la contemplación de La Sirenita, esa estatua que mira al Báltico y que solía decepcionar a los observadores, reflexiona sobre sus sentimientos, como la angustia. “Un viento descomunal sopló y ventiló vaya una a imaginar qué clase de angustia, pues asocié a la guardiana de la leyenda (y su ablación en escamas) con la primera paciente de Freud; es decir con Dora, la incomprendida aun por su analista, a quien ella superó e incluso ¿enseñó?”

El viaje pasa de Dinamarca a Suecia, donde hay diálogos con personajes laterales, muy verosímiles, cortos, secos, en contraposición a esos diálogos literarios extensos, en lo que caen incluso escritores célebres. “Asesinaron a nuestro primer ministro.¿Le parece poco? —me respondió. Ojos brillantes, cargados de ¿desprecio?”. En este punto la narradora reflexiona sobre el sistema socialista sueco y da su opinión.

Paula Winkler utiliza los flashbacks narrativos: “La niñez te deja huellas imborrables: en el colegio alemán, me tomaban por mitad criolla mitad germana y en la escuela nacional, por la hija de un inmigrante de apellido sospechosamente judío, que vivía en Congreso, o sea, no en Barrio Norte ni en Recoleta; excéntrica debido a mis lecturas y porque me daba igual planchar que bailar en los “asaltos”, cumpleaños y casamientos”. En pocas frases la autora da una definición de su niñez y adolescencia, como así también habla de su hija Carla María. “Ni buena ni mala como casi todos en esta viña del Señor, nació con la particularidad de desafiar paradigmas”. También Winkler utiliza el monólogo como recurso para adentrarse en la mente de la protagonista: “¿Qué esperaba redescubrir yo en Estocolmo, hurgando en los complejos meandros de mi memoria? Ahí estaba su carita de luna llena, hecha de entera presencia”. “¿Mi vida me pertenecía a mí, a mi doble o a ambas (si yo tenía una réplica)? ¿Estaría fragmentada sin darme cuenta? Mi analista nunca me dio muestras en semejante dirección, yo no podía estar tan loca”.

La prosa de Viaje a Escandinavia, Mis nietos de invierno, novela escrita en primera persona, es muy contemporánea por lo ágil, rápida y sintética, como recomendaba Ernest Hemingway, con los mínimos adjetivos, suficientes para describir un personaje o un ambiente. “Amaneció, un cielo sereno y azul ocupó el ventanal de la habitación”.

El final no da cuenta de grandes estridencias. Dice la protagonista: “A Carla María y a mí nos esperaba sólo vivir.” Escribir lo que se vive no como autobiografía sino como disparador para la ficción es una de las claves de Viaje a Escandinavia. Mis nietos de invierno, una historia bien escrita, ajena a los golpes bajos y lugares comunes, tan frecuentes en la literatura actual.

*escritor, periodista y abogado.


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