Comentario Crítico “El Silencio de los Profetas” de José Antonio Hernández Guerrero.
Hace unos meses, después de mucho buscarlo, porque me gusta leer en papel, llegó a mis manos la novela “El Silencio de los Profetas”, y puedo asegurar que su lectura fue tan intensa, que me vi sumergida en su interior y traspasando puertas que, a lo largo de la historia, habían estado censuradas. El libro está ambientado en el Cádiz de postguerra y el autor bucea en la forma de ser, de pensar y de sentir los andaluces durante la Dictadura Franquista, y describe unas actitudes y unas conductas que, a mi juicio, en líneas generales, se podrían hacer extensibles al resto de la nación. Es una obra que ayuda al lector a introducirse, no en la Historia de España, sino en la intrahistoria del pueblo español. José Antonio Hernández Guerrero, Catedrático Emérito de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Cádiz y Coordinador del Club de Letras de la misma, gran humanista y excelente ser humano, tiene publicados más de 40 libros sobre temas teóricos y cerca de 300 artículos de investigación, una prolífica obra que está en constante crecimiento. Entre su extensa bibliografía, cabe destacar: ” El Arte de la Escritura Literaria”, “El Arte de no envejecer”, el ensayo “El Arte de Callar” y el Manual de comunicación médica y sanitaria “¿Curan la palabras?”. Libros que no dejarán indiferente al atlético lector, que se proponga adentrarse y hacer un recorrido entre sus páginas. Pero José Antonio –como a él le gusta que lo llamemos- también ha escrito poesía y novela, como es la comentada al principio. Y, según sus propias palabras, la escribió animado por los compañeros de su gremio y estimulado por los miembros del Club de Letras. “El Silencio de los Profetas” fue su primera novela editada, y salió a la luz por el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz, y presentada en la sede de dicha institución a finales del 2007. (Posteriormente publicó “ El Regreso de los Profetas”). La obra está dividida en tres partes, compuestas por varios capítulos breves, presentados, a su vez, con una frase relacionada con el silencio. La mayoría de estos pensamientos originales le sirven para presentar las distintas actitudes de los personajes. Quizás augurando el contenido del libro, pues, en aquellos tiempos, el silencio era, en ocasiones, como un salvoconducto para salvar la vida o tal vez para encontrarla. La novela, como he reflejado en la introducción, es un vivo retrato de la sociedad de postguerra, en la que los españoles vivían sin libertad, sometidos al Régimen establecido, obligados a pensar, a hablar y a vivir según la Dictadura. Hernández asegura que es una obra de ciencia-ficción; pero que está alambicada con trozos de su vida. Con esta novela, el escritor denuncia las injusticias cometidas con personas que eran de distinta ideología. Y critica que la religión fuese la única salida ante tantas necesidades, y que las personas se refugiaran en ella para huir de la realidad. Como es el caso- por poner un ejemplo- de la Madre Abadesa, que ingresó en el convento voluntariamente sin tener vocación, según palabras textuales “para enterrarse en vida” , porque le habían matado al novio en la guerra. La obra está escrita con palabras sencillas, en las que el narrador hace gala de un lenguaje periodístico, claro y transparente con la intención de llegar a la mayoría. Es evidente que todo cuanto escribe tiene un fin pedagógico. No hay que olvidar que José Antonio, hombre vitalista, utiliza la literatura como un cauce para llegar a sus alumnos, con el fin de que éstos recapaciten sobre lo planteado y logren una madurez para analizar, reflexionar y conseguir ser, sanamente, más críticos con la historia de nuestro mundo y la vida que nos rodea. En esta novela, el autor refleja cierta similitud con Miguel de Unamuno; ya que, al igual que él, nos habla de la gente sencilla del pueblo, de sus miedos, angustias e ilusiones. Una obra que impacta por su gran contenido.
Mª del Carmen Rodríguez López. Febrero de 2015