Una mirada diferente
Una ojeada alejada de los focos de atención de las cámaras y de los peligrosos y voraces medios de comunicación. Una mirada que indaga un punto de inflexión en la búsqueda de nuestra esencia constitutiva como seres humanos, como personas con valores y principios. En estos tiempos tan modernos quizás pueda parecer algo descabellado e ilusorio pensar en volver a rencontrarnos y no olvidar que todos somos compañeros de viaje en este camino que nos toca ir recorriendo con mayor o menor intensidad según le queramos otorgar a la vida en cada uno de los momentos y con una duración variable, con oscilaciones entre cada una de las personas. Se habla mucho del “progreso” en estos tiempos. Podemos asentir dos vertientes de la definición del término al que hemos hecho referencia. Una primera concepción podría encajar con la idea de los avances médicos y científicos acaecidos en las últimas décadas que han mejorado de manera notable la vida de las personas. Una segunda idea del concepto haría referencia a una estrecha armonía entre la naturaleza y la técnica. El escritor Miguel Delibes, en sintonía con su pensamiento y su obra literaria, ha rechazado la clase de progreso "que nos ha tocado vivir", donde "la máquina, por un error de medida, ha venido a calentar el estómago del hombre, sí, pero ha enfriado su corazón". Delibes ha renunciado a cualquier modelo de progreso si éste "ha de traducirse inexorablemente en un aumento de la incomunicación y la violencia, de la autocracia y la desconfianza, de la injusticia y la prostitución del medio natural, de la explotación del hombre por el hombre y de la exaltación del dinero como único valor". No podía ignorar a este gran escritor y persona, en mayúsculas, dónde mediante la lectura detenida y detallada de su obra se puede vislumbrar que el mal llamado “progreso” no es otro sino aquel que sabe conjugar naturaleza y técnica de forma que estos dos elementos no lleguen colisionarse mediante un respeto mutuo y recíproco. Habría que profundizar en los valores y principios imperantes en la actualidad y en la profusión de los mismos en los medios de comunicación. Un lector observador podrá contemplar como la televisión, la prensa, la radio y demás medios comunicativos de información nos invitan a un consumismo exacerbado e incoherente. Debemos de marcarnos como meta el equilibrio entre dos fuerzas o principios que anteriormente he comentado, los cuales son el desarrollo o técnica y la naturaleza. Una perfecta armonía entre ambos nos conduciría a un próspero devenir y a una mejor sociedad integrada por personas humanamente mejores si cabe. Un desarrollo sostenible. También sería aconsejable una mayor preocupación de la sociedad por su entorno dónde ésta tome parte activa en la vida cotidiana, la de cada uno de nosotros, en vez de mirar o ver programas dónde periodistas hablan de todo cuanto no saben sin importar el rigor, la formación y lo que es aún peor el respeto hacia los demás.
Fernando Pérez Madrazo
