Las palabras...
Las palabras son maravillosas, recorren cada rincón de nuestra vida, nos hablan de la vida de otros y hasta nos inventan vidas imaginarias. Nos hacen descubrir universos, abrir nuevos caminos, cerrar otros. Cuando adquirimos habilidad con las palabras podemos transmitir ideas brillantes de manera magistral, pero cuando comenzamos a descubrir este mundo ilimitado, basta una sola palabra emitida, como “papá” o “mamá” para tener una sensación de que algo sensacional estamos por descubrir .Lo percibimos a través de esos seres adultos que nos contemplan “shockeados” ante “esa” palabra. Y es que las palabras traen la magia del sonido al mundo real.¡El Universo queda expuesto ante nosotros ¡ Por esa versatilidad, consecución y perpetuidad de las palabras es que siento una especial atracción a leer a diario el diccionario. Puedo asegurar que es “mi libro de cabecera”, que me sorprende y me corrige por lo general, y que nunca deja de gustarme. Cada vez que leo una palabra que desconocía, su significado es como un pequeño viaje. Me lleva a imaginar las cosas más inverosímiles, me transporta a lugares, me inventa sabores, olores, colores; cada sentido aflora y se agudiza tan solo con una palabra. En cada continente, país o región la misma palabra cobra un sentido único y especial, un significado que para ese lugar es completamente identificable, y con facilidad asumen su pertenencia; pero que aunque la transmitamos en idiomas diferentes nos acerca al mismo sentimiento. De pequeña usaba palabras que siendo adulta redescubrí. Cuando venían a mi mente creía que eran palabras inventadas en el seno de mi hogar, por mis padres o abuelos. Sin embargo el diccionario me daba la respuesta: ¡existían! Algunas de esas palabras han quedado en desuso, pero les aseguro que conservan el sonido mágico. Animo a todos en general a ampliar su vocabulario, a conocer y utilizar nuevas palabras o redescubrir otras, y a no mal usar las existentes, dándoles un sentido inadecuado o diferente al que les pertenece por derecho “legal”, el diccionario es el que tiene la autoridad. De seguro, aunque a veces nos “saquen“ las palabras de la boca, nunca seremos gente “sin palabras”.
Ana Lilí Rodríguez Balladares