Dos premios Nobel en pugilato
A propósito de la concesión del premio Nóbel de literatura a Mario Vargas Llosa, en octubre pasado, el diario Le Monde, de París, publica un artículo de Olivier Guez titulado Vargas Llosa y García Márquez, enemigos de treinta años, que rememora el Hay Festival en Cartagena de 2010, evento al que asistieron los dos escritores suramericanos, y personajes como el consejero cultural Moser, de la embajada americana en Bogotá, que habla de la sordas maniobras del presidente Hugo Cháves, y de los posibles manuscritos dejados por el escritor J.D. Salinger, fallecido el día anterior.
Vargas Llosa cuya imagen ilustra el afiche del festival, llega a Cartagena a bordo del avión presidencial colombiano en vuelo originado en Bogotá acompañado por doña Lina Moreno, esposa del presidente Uribe.
García Márquez, el otro protagonista de la pelea con Vargas Llosa, está sentado esa tarde en el Bazurto Social Club, y mientras bebe un vino blanco a su lado se oye música de bongos y maracas afrocaribeñas.
Cuando el Nobel colombiano da término a su visita al Club para volver a su casa, los músicos y bailarines le gritan un arre de honor, otros quieren fotografiarlo, estrecharle la mano, o tocar su guayabera tropical.
Olivier Guez describe la casa de Gabo, en Cartagena: es una inmensa construcción rodeada de muros altos y gruesos, cuyo jardín está orientado hacia el malecón y el mar Caribe, casa que hace parte de la ciudad fortificada, “perla de la corona imperial española”, y que está situada a pocos metros del hotel Santa Clara, antiguo claustro donde se aloja Vargas Llosa.
Hay mucha expectativa por saber si los dos grandes escritores se dirigirán la palabra, ya que el último encuentro que tuvieron fue en una noche tempestuosa en México en 1976 cuando el escritor peruano le dio un puñetazo a su amigo Gabo que le amorataría el ojo izquierdo.
En esos años los dos amigos vivían en Barcelona y de acuerdo a lo que se conoce ninguno de ellos hizo comentarios sobre la pelea. Según Guez, Patricia Vargas Llosa, prima y esposa de Mario habría buscado un poco de consuelo entre los García Márquez para mitigar un poco el dolor que le causó la traición de su esposo con una bella sueca.
Gabo le habría aconsejado dejar a su esposo, pero otra versión le atribuye el haber intentado enamorarla. Lo cierto es que Patricia y Mario se reconciliaron y ella le acompañó en Cartagena.
Los escritores invitados al Hay Festival, especulaban acerca de la posible reconciliación de los dos grandes escritores del boom, y creían que serían testigos de un encuentro inesperado.
Pero el viernes 29 de enero García Márquez cena con su esposa y su hermano y escucha vallenato, y en otro escenario Vargas Llosa aparece acompañado de escritores y periodistas españoles.
Al día siguiente Vargas Llosa habla sobre la influencia que Flaubert ha ejercido en su escritura, de su “fascinación por los extremistas, la tradición de los caudillos en la región que se remonta a los tiempos precolombinos…”, ante un auditorio embelesado, sin señales de Gabo.
El domingo Vargas Llosa hace un homenaje a Borges, Fuentes, Cortázar y García Márquez, y la expectativa es mayor. Pero este aparece en el bar La Habana.
Más tarde Vargas Llosa toma un vuelo al Perú para continuar su trabajo sobre su próxima novela, sin ver a “su querido viejo amigo”.
Édgar Bastidas Urresty
