PALABRAS PRECISAS Y NECESARIAS

Que un cubano que viva en la Isla de Cuba escriba sobre la realidad cubana no es nada extraño. Que un extranjero que también viva en Cuba aunque no padezca las mismas limitaciones que un nativo escriba acerca de la forma de vida que un sistema socio-político obsoleto ha erigido en ese país desde hace ya cincuenta y cinco años puede parecer algo raro pero no imposible pero que un extranjero que no viva en Cuba escriba sobre las vicisitudes, carencias, sufrimientos, padecimientos y agonías -con un sentido absolutamente realista, profundo y certero- de todo un pueblo es algo que hay que tener en cuenta. Una persona que quiero mucho me envió desde lejos un libro suyo acerca de Cuba y me pidió que lo leyese. Yo, en uno de mis escasos momentos ¿libres? le dediqué toda la atención del mundo para terminar llorando de dolor y pena ante la propia realidad harto conocida por mi y recreada con tanta perfección y detalle por un escritor que no es precisamente oriundo de mi país. Y aunque –se supone- que la vida en la otrora Isla del Encanto, hoy Desencanto, se ha modificado favorablemente en algo debido a los supuestos “cambios” que el actual mandatario cubano –Raúl Castro- ha intentado establecer en aras de una especie de flexibilización interna tales cambios son tan leves y tímidos que la vida del cubano de a pie sigue siendo la odisea perfecta para volver a escribir una obra épica de envergadura como la que conocemos de la Literatura Clásica Griega. “Tan cerca del cielo…tan lejos del Paraíso”, del escritor guatemalteco radicado en Montreal, Canadá, RonyFer González, es uno de esos libros que una vez leídos te marcan para siempre, porque dejan una huella profunda y nítida a lo largo de tu corazón, por mucho que intentes evadir la verdadera causa o intentes protegerte bajo una especie de carapazón estilo armadillo para no padecer. Yo no puedo decir que es una historia como pocas, yo tendría que decir que es una historia como muchas contada como pocas, en que cada cubano se puede ver reflejado porque cada uno es un héroe del cotidiano subsistir en la Isla y ha padecido de una forma u otra la pesadilla de las indecisiones o decisiones que lastrarán su vida o la de sus familiares para siempre, bien porque tarde o temprano viene la separación familiar que no se sabe por cuánto tiempo, bien porque en los peores casos llega la muerte en el Estrecho de la Florida, pasadizo hacia nuevos horizontes o hacia la eternidad. Y eso es lo que narra en su estilo directo, objetivo, sin ambage alguno o presunciٕón supérflua, el libro de RonyFer, una anécdota triste con un final semifeliz, que no voy a narrar porque quiero que lo lean ustedes mismos, que palpen, que toquen, que hojeen, que ojeen cada página, cada letra, cada palabra salida de la narración audaz y verídica del escritor. Lo anecdótico se entrelaza entre la bruma del sueño y la realidad del que puede morir o renacer, una suerte de azar jugando con el destino, en la cual la propia desesperación del habitante medio de la Isla destapa en alguna ocasión cuando ya la presión de su existir es tal que prefiere arriesgarlo todo (¿qué es todo para el cubano que nada tiene ?) para cambiar en algo su existencia en un país cuya desolación frena su desarrollo individual hasta el ostracismo total. Un grupo de cubanos fabrica con todo lo que pueden una especie de balsa en una cabina de camión –hecho insólitamente verídico por demás- en la que pretenden huir de la Isla. Los días de navegación bajo el pertinaz y ardiente sol, los alimentos y el precioso liquido vital, el agua, van desapareciendo poco a poco en la medida en que los días transcurren bajo la zozobra de una esperanza. El mar, que puede ser un dulce y pacificador amigo o un terrible enemigo se ensaña en un brutal acto de violencia y descarga toda su furia arremetiendo contra la indefensa embarcación hasta hacerla prácticamente añicos. Pocos se salvan. El azar, el destino o la suerte tejerá una vez más su urdimbre laberíntica hasta deshacer el complicado nudo al final de la historia que lo conmoverá a usted hasta las lágrimas sin llegar al melodrama. Bajo el sello personalísimo de un estilo narrativo claro, preciso, directo, llano, ameno, coloquial por momentos, descriptivo y omnisciente, el autor lo llevará de la mano del dolor y de la pena hasta el silencio de lo infinito en páginas certeras y elocuentes narrando una historia que para los cubanos es el común denominador de cada día y que para muchos que no lo son podría resultar exagerada mas, no olviden que muchas veces la realidad supera la propia ficción. A RoniFer, como cubana, le estoy profundamente agradecida por esta obra genuina y auténtica que pone al descubierto todo el dolor de mi pueblo querido y sensible. A ustedes, amable público lector, mi agradecimiento también por su comprensión al leer una historia anécdotica y veraz narrada con sensibilidad y profesionalidad sin par.

Mercedes Eleine González Miami, Marzo 27 de 2014


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