Juan Antonio Rodríguez Astorga

Biografía

Juan Antonio Rodríguez Astorga (1961) La luz del día la percibí por vez primera el 4 de noviembre de 1961, muy de mañana —siempre he sido madrugador y considero que el tiempo dormido es tiempo de vida consciente perdido. Pues como iba diciendo, la luz de la salada claridad, con sus reflejos argentas desprendidos por la plata de la Tacita, la recibí al través del cristal de una ventana del número 4 de la calle Encarnación —primera morada de mis padres, dos habitaciones de casa de vecinos, a la que, recién casados, se fueron para cuidar de una tía paterna que había perdido la razón al perder en la guerra civil a su marido y a su hijo. Con dos años mis padres se trasladaron al extranjero, a su primera vivienda, concretamente a los Patios de Santa Teresa, en la frontera con el barrio de La Laguna. Allí pasé mi niñez entre bicicletas prestadas, patadas a la pelota, mangüitis, latillas, limas, partidos de tapones, las niñas con las niñas y los niños con los niños. Mis padres se multiplicaron por 15, todos los vecinos de mi bloque, el número 5, se convirtieron en familia, en padres adoptivos, hermanos adoptivos, primos adoptivos, etc. Esto hizo que tuviera una infancia muy feliz, jugábamos en el patio de albero de sol a sol, o mejor dicho de sol a cuando mi madre me llamaba por el balcón de esta manera: — Juanito sube parriba. —Mamá, déjame un ratito más. — Juanito, sube parriba que te voy a contar un cuento — Que no mamá, que ya me sé todos tus cuentos. — ¡Chiquillo que subas ya¡ — ¡Que no que me vas a pegar! Entonces era cuando entraba en juego la zapatilla teledirigida, aún no se como lo hacía, pero desde el balcón la tiraba y, aunque diera la vuelta a la esquina, la zapatilla me perseguía y me atinaba. Sobre decir que, humillado ante los otros niños, me tocaba subirla a casa con la cabeza gacha. ¿Trauma post-niñez? ni uno, todo lo recuerdo con muchísimo cariño, hasta los zapatillazos, la mayoría de las veces veces bien merecidos. Llegando a la adolescencia, no recuerdo exactamente cuándo, pero influido por el método de enseñanza aplicado en el Colegio Salesianos en el que realicé mis estudios de EGB y posteriormente los de Electrónica Industrial, con la lectura obligada de los clásicos, empecé a vislumbrar una nueva luz, la de la poesía, que me ha acompañado el resto de mi vida. El primer poema que recuerdo haber escrito, fue, en cierto modo, premonitorio de mi futuro como marino en la Armada, y decía así: Barquito que te alejas sobre la bahía mar adentro. Barquito que te dejas un amor en cada puerto. Barquito tus sirenas al viento haces sonar. Barquito no te lleves mi amor hacia la mar. La sal de sus aguas la mamé de los pechos de mi madre, el enamoramiento definitivo me llegó a los diecisiete años en forma de pecas de una niña de casi catorce, hoy en día mi mujer, madre de mis dos hijos, (Alberto y Álvaro, a cual mejor persona y orgullo de sus padres) y mi mayor musa. De mis recuerdos en la Armada, muchos y, como suele pasar, tan sólo recuerdo los buenos, singladuras por todo el mundo, y sobre todo, el privilegio de observar, cada noche de navegación, la cúpula de luciérnagas y luceros con nombres de estrellas que adornaban el rumor del mar al sentirse herido por la proa de mi buque. Inspiración de lujo para mis poemas. Por mor de la Fibromialgia, que se cruzó en mi camino, allá por 2008, mi historia con la Armada llegó a su fin. Como siempre he sido de carácter inquieto, recobré mis estudios de derecho y terminé la carrera, hice un master y hoy en día la abogacía me colma de satisfacción profesional, junto a mi compañero, al que catalogo como hermano, Diego Moisés Infante Ojeda. Actualmente pertenezco al colectivo literario Tertulia Puerta Abierta a la Imaginación de Par en Par. Colaborador de las revistas Desde mi azotea y Pléyade. He sido ganador en el concurso internacional Constantí de relato corto (2021) por la obra "fábula de una migración" y finalista en 2020 por "La dama que costó un reino". Mi poesía ha sido reunida por Silva Editorial en dos libros: Del amor y otras desdichas (2019) y Abordaje a la larga (2021). Guardo aún inéditas obras —narrativa, de carnaval y para canción—, mientras mi producción poética sigue creciendo.

Bibliografía

La dama que costó un reino (Narrativa)
Abordaje a la larga (poesía)
Del amor y otras desdichas (Poesía)
Fábula de una migración (Narrativa)

Premios

Primer premio en XV concurso internacional de Relato Corto Constantí 2021

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