Y todos éramos actores, un siglo de luz y sombra

  • Autor: Gustavo Gac-Artigas
  • Biografía Autor: Gustavo Gac-Artigas
  • Género: Literatura y Novela
  • ISBN: 978-1930879645
  • Nº Páginas: 428
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Formato eBook: ePub | MOBI
  • Año: 2015

"Y todos éramos actores, un siglo de luz y sombra" nos sumerge en una doble historia de amor, una de emotiva y humana dimensión entre nuestro héroe y La Bella entre las bellas; y otra, sublime y trágica, entre un recio, varonil y enorme camión francés de 36 toneladas y un frágil y coqueto auto dorado, al más puro y chabacano gusto narco, que sin rumbo deambulaban transportando actores y viejos decorados por los escarpados caminos de la cordillera de los Andes desde Buenos Aires, Argentina, hasta Santa Marta, Colombia. Una historia que como los amores se desarrolla entre la comedia italiana y la tragedia griega al recorrer un siglo herido mostrando la belleza de su piel y el hedor de sus heridas. Relata la epopeya de un hombre-testigo-actor-aventurero que sonriendo cruzó sin ser visto un siglo tormentoso en el que por haber visto lo que no debió ver, y saber que no lo vio todo, fue condenado a desaparecer de la historia escrita en blanco y negro, la lineal e insípida que exige tomar partido, aquella que busca reemplazar los barrotes de hierro de la celda por barrotes de deslucidos parlamentos destinados a encerrar el pensamiento y desterrar la voz discordante. Ajada historia de falsos decorados de cartón piedra que quieren ocultar la realidad olvidando que en aquella época no había espectadores, que todos éramos actores, olvidando que la razón de ser del actor es morir para renacer sobre otro escenario en la piel de otro personaje ocultándose así de los inquisidores para, riéndose, contrastar la belleza y el hedor de un siglo de luz y sombra. ¡Oh dioses, tened piedad de mí, dadme la fuerza necesaria para inmolarme y renacer en la palabra! y a vosotros, lectores, les pido que me acompañen por los espirales de vida y de muerte hasta desaparecer en el último escalón de la obra cuando libres podrán escoger el papel que les corresponda. La prosa traviesa, el verso herido, la imagen cinematográfica, la réplica insolente, el viaje, la autobiografía y la ficción se entremezclan en Y todos éramos actores recuperando la riqueza perdida en la escritura, aquella que Enrique Vila-Matas imaginara para el futuro de la literatura y del libro, como lo dijera en la FIL de Guadalajara: Pensaba que en este siglo se mezclarían la autobiografía, el diario de viajes y la ficción. Pensaba que íbamos a una literatura mixta donde los límites se difuminarían, pensaba que la acción se difuminaría en favor del pensamiento… Luego las cosas se torcieron. La industria editorial está erradicando de la literatura todo aquello que nos quiere hacer creer que es demasiado pesado o que va demasiado cargado de sentido. El panorama desde el punto de vista literario es desolador. Desolador, a menos que se escoja la curva equivocada, la más peligrosa y por ello la más excitante y hermosa, rechazando los derroteros que la industria editorial corporativa nos quiere imponer a usted como lector y a mí como escritor, y escojamos libremente un mundo editorial en el que el yo, lector y el yo, escritor, en la diversidad, podamos amarnos. Y TODOS ÉRAMOS ACTORES, UN SIGLO DE LUZ Y SOMBRA. RESONANCIAS, revista de difusión y crítica literaria. Marzo 1, 2016 Moisés Park (Baylor University) En Y todos éramos actores, podemos deducir muy tempranamente que Gac-Artigas experimenta con una prosa rica en elementos teatrales y tonos líricos. Quizás esos momentos menos narrativos y más líricos recuerdan los Pensées de Pascal, ya que esporádicamente coquetea con ideas filosóficas, mientras sigue contando, narrando, recordando. Pero en este caso, las interjecciones filosóficas se arman a través de la cohesiva trama que reúne fragmentos del pasado con la coherencia que le brindan dos tramas, muchos traumas y la catártica desesperanza en las tragedias. Hay dos historias de amor que se desarrollan en el libro, que son el trasfondo narrativo para indagar también, en cuestiones de géneros literarios, los vínculos entre el drama y lo dramático, la vida y lo vital, el amor y los amores. Su fusión de técnicas narrativas y teatrales es evidente, recordando monólogos que abren obras teatrales, con un narrador testigo en una travesía histórica y a la vez emocional. Una de las premisas principales, pero sutiles de la novela aborda el tema del teatro como metáfora de la vida, con más atención a la sub-metáfora de la relación entre actor-personaje diegético, la formación de un elenco dramático y la tensión entre la memoria y el acto de recordar. El narrador es un personaje partícipe que despliega sus memorias con contundente melancolía. El lector es invitado a ser parte de un elenco que revive las memorias del narrador protagonista en "la vida como teatro", recordando a Shakespeare. Los primeros capítulos se dedican a momentos seminales en el desarrollo del amor, el encuentro de "la Bella entre las bellas", recorriendo el continente americano y quizás aludiendo a los diarios de motocicleta, pero por un rebelde del arte y no de la ideología. Cautiva la prosa minimalista y hasta a veces aparentemente descuidada con momentos de oralidad que recuerdan el género del testimonio, con apartados históricos, instantes poéticos abruptamente interrumpidos por chilenismos que causan gracia, pero que dan autenticidad oral instantánea, genuina y fresca. La misma puntuación, por otro lado, crea cesuras en la narración que nos obligan a ser más pacientes y observar, como si la narración fuese el escenario, y sus palabras un elenco que despliega un pasado épico. Por último, es notable la capacidad de sintetizar tanto mito y leyenda del continente sudamericano y nunca perder ni su identidad chilena, ni su universalidad de artista. Su versátil reflexión y vínculos narrativos de la cosmovisión andina y la mitología clásica griega, apenas abarcan la inmensidad de sus enlaces entre realidad y ficción, sin despegarse de su identidad y retórica chilena. Hay una influencia innegable de Canto General en su ambición narrativa, no solo por las referencias explícitas a versos nerudianos, sino por su preocupación del ser humano, vulnerable a la vida bélica de los años sesenta y setenta, como también a la violenta vida moderna en los años que siguen. Residencia en la tierra tiene un giro más místico en Gac-Artigas, quizás por su esperanza casi ingenua o mejor dicho ingeniosa, de un nuevo comienzo, pero desde una cima, en el que ya subió a nacer, o ver nacer una nueva vida, con su Bella a su lado. Mas ahora, como Quijote en la cima de Machu Picchu, es hora de respirar profundo, sonreír y "gritar silencio", de seguir leyendo y encontrar la luz que deslumbra los rayos de la literatura en el más oscuro horror del pasado. Y todos éramos actores en un siglo de luz y sombra Dra. Adriana Haro-Luviano de Rall Universidad Nacional Autónoma de México Bajo el título Y todos éramos actores en un siglo de luz y sombra (Ediciones Nuevo Espacio), Gac-Artigas relata las aventuras de un actor y amante del teatro en los siete capítulos y veintiocho cantos que resumen las andanzas que marcan el eterno viaje de la vida del héroe ». De a poco entro a la luz y sombra, a la sombra y luz de Y todos éramos actores: un siglo de luz y sombra. El índice señala las claras alusiones a los grandes autores referenciales: cada uno es un bucle en espera de desarrollarse y desenrollarse. La salutación con un sabor a Grecia antigua me recuerda que los pobladores de la Hélade iban al teatro a contemplar y escuchar las voces de las máscaras. De él, del teatro nacerían uno a uno todos los géneros... Conducida por su epígrafe, Gac-Artigas de la mano Joyce me deja en la entrada al primer canto: "I. De cómo nuestro héroe bajó de la piedra para adentrarse en aguas turbulentas y empezar su travesía". Y todos éramos actores: un siglo de luz y sombra desenreda a petición de mi lectura el primer bucle. En el segundo párrafo ya estoy sumida en la piscina. Junto al pequeño de tres años y tres meses observo las burbujas ascendentes, las espirales. Una mano huesuda lo salva... Detalles más, detalles menos, se cierra el telón y da paso a la segunda escena. Escucho al pequeño correr y reír en las laderas de Ñielol, en Temuco. Lo observo sobre su escenario. Lo recorre feliz en compañía de sus suaves arañas peludas, la madre de la culebra y el escarabajo de la luna que palidece de envidia ante los dedos en pétalo de la Bella entre las bellas. Líneas más adelante, Gustavo Gac-Artigas deja caer el telón. Si quiero ver el escenario del segundo canto será necesario desenrollar el segundo bucle. Y así lo hago hasta que consigo desenredar los veintiocho bucles. En cada bucle hay cualquier cantidad de escenarios: plazas, Perú, trenes, Bolivia, cuartos de hotel, Praga, toda Francia: desde la Provenza hasta Le Havre, Colombia, Chile... Y por supuesto que hay otros escenarios con personas que actúan en sus escenarios, en los que a su vez hay otros escenarios con otras personas que actúan en esos otros escenarios con esas otras personas, hasta que se vuelven incontables las burbujas que rotan inquietas en las órbitas de las espirales que sostienen a Y todos éramos actores: un siglo de luz y sombra. En Y todos éramos actores: un siglo de luz y sombra Gustavo Gac- Artigas estimula el recuerdo e invita cordial a la lectura inteligentemente humana. Nos sumerge en el eco de palabras y silencios de una época que se ha marchado con paso doliente mientras nos rodea de un íntimo memorial humanamente sensible e inteligente. II Simposio Internacional libros viajes viajeros Oaxaca, México, a 14 de julio de 2017 Lozano-Pozos, Edith. "Reseña. Gustavo Gac-Artigas, Y todos éramos actores, un siglo de luz y sombra. USA: Ediciones Nuevo Espacio, 2015." Catedral Tomada. Revista de crítica literaria latinoamericana 5.8 (2017): 225-230. Web. 18 July 2017. Adentrarse en las páginas de Y todos éramos actores, un siglo de luz y sombra resulta obligada lectura para todo aquel que quiera asomarse al proceso sociológico e historiográfico de las generaciones y política durante uno de los periodos sociales más aciagos de Latinoamérica: la problemática política de Chile y su paradigmática generación revolucionaria de mil novecientos sesenta y ocho. ... En este contexto Gac-Artigas sumerge al lector en los avatares cuasi epopéyicos de una troupe de théâtre que en su afán de expandir la toma de conciencia recorre el mundo huyendo del militarismo desatado en persecución de todo lo que sonase a juventud liberadora. ... En términos generales, Gac-Artigas en su narrativa nos propone el teatro como ejercicio reflexivo a través de una relectura del Chile post Allende y su movimiento libertario subversivo mediante la lectura meta histórica de un hecho fundacional en la historia de Latinoamérica. ... Si bien es cierto Y todos éramos actores, un siglo de luz y sombra se encuentra anclada en un momento histórico aciago y amargamente olvidado de la historia latinoamericana: la lucha del Chile libertario, nos arroja desde las sombras, como en el teatro, reflectores sobre la memoria activa de los de a pie, la voz de los sin voz [...].

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