La mirada como punto de encuentro con la poesía. La mirada de UN TEMBLOR EN LAS ENCINAS se une a la de los poetas de la naturaleza y la contemplación reflexiva desde una percepción basada en la importancia de la atención y la introspección, y establece una relación con el paisaje en la que expande los límites de lo sensible adivinando el territorio intuido de lo transcendente. Con poemas cortos y limpios, el poeta consigue expresarse admirablemente desde una sosegada honestidad que nunca cae en la tentación de elevar una voz impostada. Lo poético nace de la esencia del pensar sin que el artificio suplante o apague la maravilla que late en lo más sencillo y veraz de la experiencia. Sus citas y referencias no son adorno, sino que forman parte de la obra de una manera natural e iluminadora; están ahí Basho, Buson, Plotino, Juan Ramón Jiménez, Borges, Luis Rosales, Muñoz Rojas… en un hermoso acorde de reflexión y sentimiento. En "Un temblor en las encinas" encontramos una mirada singular en su universalidad y que emociona por su belleza.