Cuando se publicó por primera vez este libro en 1991 en una edición particular, América se preparaba para celebrar los 500 años del descubrimiento español de este continente que sufrió una de los peores genocidios de la humanidad: un genocidio que no ha terminado y que muchos se niegan a reconocerlo. Muchas naciones indígenas aún sufren hoy con el odio de los gobernantes de turno, quienes inclinan la cabeza para el hambre macabra de los llamados “poderosos”. ¡Soy la tierra viva! ¡Soy la que soy! es un libro que canta a la gloria y a la lucha de un continente que aún busca su identidad, su lugar y su espacio. Un continente que no ha perdido su “alma”. América fue conquistada, destruida, herida y dividida de muchas formas y, hasta los días de hoy, se esfuerza por encontrar su verdadero destino, sin poder dejar de lado el peso de haber sido una colonia de explotación, robo y violación. Los nueve poemas de ¡Soy la tierra viva! ¡Soy la que soy! son una reflexión lírica y honda sobre la misión que le corresponde a América para recuperar su debido lugar en la historia y en el mundo, en lugar de estar buscando solo culpables y víctimas. Los poemas de este libro no son una voz de protesta enceguecida por pasiones rencorosas de un momento determinado. América necesita reconocer sus propios errores y fracasos y encontrar su destino. Un destino que no está en ninguno de los dos extremos “ideológicos” que se injurian y se acusan mutuamente con vehemencia y poco o nada sentido común. ¡Soy la tierra viva! ¡Soy la que soy! es un homenaje al hombre americano: a los indios, a los mestizos, a los cholos, a los negros, a los blancos, a todos los que formamos parte de este continente que necesita andar con sus propios pies.