"Séale la tierra ligera" es lo que le desean a Claudia las personas en las que ha influido. Algunas de ellas son personas cercanas, muchas otras completamente ajenas. Una multimillonaria lotería, un trastorno bipolar con orígenes tumorales, y la crisis económica como telón de fondo, provocan en Claudia una catarsis que le lleva a recorrer Madrid en busca de “receptores de suerte”. Personas en las que poder influir para ayudarles a mejorar sus vidas. Pero esta intrusión no está exenta de perversión, y la gente que se suma a Claudia en esta empresa acaba cuestionándose la moralidad y la legalidad de la misma. Campo Alange reflexiona sobre qué debemos hacer y cómo debemos comportarnos en una época manchada por la decepción, y sobre si acaso pequeños actos, aún absurdos, siempre que se ejerzan sobre los demás, pueden liberar una energía que cabría denominar felicidad.