El bello episodio aquí relatado, está lleno de principios morales para prevenir la desobediencia, la rebelión y la obstinación en el liderazgo, el que quiere ser exitoso no puede triunfar si no obedece a Dios y a las autoridades constituidas por Él. Por esto, repasemos juntos esta historia bíblica y extraigamos las lecciones para la vida y reconozcamos las actitudes y la cosmovisión de una persona rebelde, para no seguir su ejemplo. Toda esta descomposición en el liderazgo espiritual que cada día vemos en líderes que quebrantan la Palabra y no se someten a sus superiores y en últimas optan por sublevarse en completa rebelión en su núcleo eclesial, por esto se llegó a escoger como tema “el rey Saúl llamado ungido pero rebelde” convencido de que la Palabra de Dios tiene mucho que decir sobre la autoridad espiritual y las consecuencias al no acatarlas. Saúl, hombre de gran valor y gran estatura, se mostró al principio un rey firme, que derrotó a amonitas, moabitas y filisteos, Con el paso del tiempo, sin embargo, Saúl se envaneció y pretendió usurpar las funciones del sacerdocio, así como aumentó su desobediencia a los mandatos que Dios le hacía. (Lo que había sido el motivo de su reinado: liberar a Israel del yugo extranjero -principalmente de los filisteos- perdió el rumbo). Lo que intentaba ser una Teocracia se fue transformando en un gobierno sin dirección divina por la rebelión de un hombre que desconoció la autoridad soberana de Dios y de las establecidas por Quien le escogió y le llamó a un puesto de honra.