Sagrada familia es un poemario que va de Dios a la nada, que en el fondo es quizás lo mismo. Pero el Dios de Sagrada familia no es el terrible padre celestial del Antiguo Testamento, sino un Dios hembra: redentora, protectora, y creadora. Con una métrica cuidada, la autora de Sagrada familia fluctúa entre lo divino y lo teológico, y lo terrenal y humano. Podemos saltar fácilmente de Santo Tomás de Aquino al paganismo, y de la contemplación del distante Dios de los altares, a la compleja relación de la voz narradora con las figuras paternales que son a un tiempo, divinidad y jueces. En Sagrada familia la poesía alcanza un tono de desgarro, confrontación, abandono, destierro y reivindicación. La voz de la poeta es única y plena. Gerardo Cárdenas, Laudo del Concurso de Poesía Consenso 2012 de la Universidad de Northeastern Illinois.