¿Qué sucede en el espíritu del lector cuando al dar vuelta la última página de un libro, sin proponérselo, sin intuirlo siquiera, rompe a llorar? Y no porque la historia tenga un final triste, sino porque nunca más va a leer por primera vez una obra tan bella. Esto mismo provocaron en mí los Poemas para Loli Dostoievski: una conmoción inesperada del alma. No creo que una obra poética gane con un análisis literario, por más cuidadoso que sea. Creo que una obra es poética cuando solo puede decirse de ella: ¡Qué hermosura! Gracias, Jorge Sagrera, por haberle dado vida a Loli, a través de los poemas de Jacques, de sus palabras garabateadas en un cuaderno olvidado. Recomendación para los futuros lectores: esta obra es poesía pura, pero cuenta una historia, así que hay que leerla en el orden propuesto por el autor: de principio a fin. Marta San Martín