Una misteriosa dama, vestida de negro, aborda un taxi. Viaja en silencio y, al llegar, se baja para perderse tras las tapias del cementerio a la hora del crepúsculo. Un niño mira los dibujos animados en un viejo televisor; se ríe, pero nunca se vuelve. A pocos metros de la estancia, sus padres viven tratando de olvidar la existencia del pequeño. Felipe es un reputado curandero, los viernes por la tarde disfruta de su brandy, mientras el resto de la semana su insólita clientela espera por sus servicios. Todo bajo la atenta mirada de un Cristo negro al que salvó, una lejana mañana, de un derrumbe en un convento. Humberto es valorado en su trabajo como paramédico; tiene una feliz relación con su novia y, durante su primer viaje juntos, su vida cambiará por completo tras intentar reanimar a un anciano repentinamente fallecido. Los muertos, fantasmas o desencarnados no juegan, pero saben esperar. Y cuando llega el momento, más vale saber rezar.