Solo los más valientes y que tienen la fuerza de voluntad para luchar por lo que desean logran la bendición de los dioses y la grandeza. Al nacer, a cada uno se nos adjudica una estrella; así como ella ilumine, brillaremos nosotros. Mailló supo desde bien niña que la suya era la más brillante de todas, la que nunca se apagaba. La vida y los hombres pretendieron conducirla por un sendero sombrío, pero su estrella se empeñaba en brillar desafiante. Cada vez que un golpe la hacía flaquear, miraba hacia arriba y su determinación regresaba. Cuando tenía siete años, una tribu del este llegó para arrasar con el mundo que hasta entonces conocía. Y a la vez que el pueblo desapareció, su familia también y se esfumaron sueños y esperanzas. O eso creía. Empero, el destino le tiene reservadas más sorpresas, pues los dioses solo otorgan la gloria a aquellos que se sacrifican y luchan por destacar y elevarse entre los hombres. Y durante años se enfrentará a las amarguras que las divinidades le envían para ponerla a prueba. Desafiará también a los hombres y aprenderá a crecer y elevarse hasta donde nadie, ni siquiera ella misma creía posible. Porque ella es Mailló, bendecida por la misma Bridgit, y su nombre está destinado a perdurar en el tiempo.