Antón, es el hijo pequeño de una familia de labradores, vive en un pueblo de Valencia. El protagonista de esta historia, de carácter inquieto, hace de las suyas mientras los mayores le tienen preparado un futuro que le guíe por el buen camino. Lo que no sabe nadie es lo que el muchacho está a punto de descubrir: nada es lo que parece y nadie está libre de culpa. Con humor y fina ironía, la autora propone un relato para chicos que bien puede ser leído también por mayores, sin que ni unos ni otros se aburran en ningún momento. Los santos van de marcha es una historia de picaresca, donde las buenas intenciones dependen del cristal con que se miren.