Este poemario surge a raíz del eslogan: “El derecho a regresar”, que tan de moda se ha puesto cuando dos miembros del Movimiento San Isidro de La Habana, de paso en los Estados Unidos, intentaron regresar al hogar y les fue vetado ese derecho. Muchos recuerdos acuden: desde los gusanos que se fueron por Camarioca hasta los marielitos. La consigna, en aquellos tiempos, era: “El que se va no vuelve”, a no ser que, con mucho billete, el gusano retornara convertido en mariposa. El derecho a regresar ha sido y es una utopía para todo aquel que ha disentido del Sistema y ha emigrado...