Los Atabán pertenecen a los Silao, son la tribu errante, la que siempre pierde su tierra y su nombre, la que se parte en dos. La desgracia acompaña al primogénito del jefe Atabán, que muere solo y enloquecido, mientras sus familiares se enfrentan por el poder. Este invierno el miedo se cierne sobre los Atabán. Garún e Hirten, los hijos gemelos del jefe de la tribu, se odian. Apenas nacen niños en el valle, y ninguno varón. En la aldea desconfían de Silagüa, una muchacha pelirroja a la que se atribuyen poderes mágicos. Durante la fiesta con la que los Atabán celebran el inicio de la primavera, Hirten y Silagüa se enfrentan. Esa noche Garún y Silagüa se ven forzados a abandonar el valle, y emprender un viaje en el que se enfrentan a su destino.