La cortina

  • Autor: Gustavo Pino Salgado
  • Biografía Autor: GUSTAVO PINO SALGADO
  • Género: Literatura y Novela
  • ISBN: 978-84-608-5620-7
  • Nº Páginas: 633
  • Formato eBook: ePub | MOBI | PDF
  • Año: 2016

Obra descamisada, sin más pretensiones que airear una crítica contenida contra este mundo de aceras mojadas y leña verde, cuyos terrícolas se esconden detrás de la cortina para disimular sus desvergüenzas y egocentrismo. Todos se autocalifican de demócratas y solidarios, pero este mundo de falsificadores está manipulado y gozado por el aliento cargado que desprende la digestión pesada de los que se mueven por las alturas, por congresos, reservados y senados, donde casi todo lo que dicen es vapor perfumado y humo amarillo, todo ello con el afán inconfesado de sacar astillas de los árboles caídos y que sus hojas mojadas se pudran en el moho de los sótanos. ¿Producen rendimientos las astillas de los árboles caídos? Sí, claro, las empaquetan en el mercado envueltas en una campaña publicitaria y, si no fuere suficiente, conciertan una crisis o cocinan una guerra, que para eso se rodean de asesores y charcuteros. De paso y aprovechando la coyuntura, el iluminado de aquí levanta el fervor de su rebaño, les vende el paraíso y convence a sus ovejitas de que ellas son más auténticas, más decentes y más merecedoras del paraíso que las de allá, de forma que, con fe ciega, las ovejitas de aquí compran el paraíso y lo pagan con su vida. Al mismo tiempo y con igual montaje, el iluminado de allá vende un trozo de cielo entre su rebaño, cuyas ovejitas se creen con derecho exclusivo a los pastos y, con total confianza, las ovejitas de allá compran su trozo de cielo y lo pagan con su alma. En medio de esos rebaños, cuatro personas cuentan sus recuerdos felices e infelices, sus avenencias enfrentadas y sus desavenencias intentadas. Entre los quince y los dieciséis, edad en que todo es alegría, sonrisas y calidez, la vida es amor rebozado con miel, los cubitos de hielo se derriten y su líquido se evapora en cuanto roza la entrepierna, tanto que la vía láctea es deseada y parece alcanzable. Más allá de los cuarenta, los cuatro saborean algún que otro terrón de azúcar, pero ya han perdido todos sus derechos, de forma que buscan y rebuscan, pero nada, solo encuentran obligaciones y reproches, por eso empiezan a mirar y recordar las turgencias del pasado. Después de los setenta, el agua del río se mueve porque hay pendiente, pero la fuerza de la gravedad es tal que todo empuja hacia abajo, por eso los cuatro recuerdan lo que ya no pueden hacer y se cabrean, y empiezan a reclamar que el mundo les debe respeto. Llegados los noventa, esos cuatro entran en desgana, agotan su vida y calamidades esperando un poco de agua, algo de luz, alguna razón que les permita entender de qué delitos les acusa la sociedad para que los ignore y desprecie de forma despiadada, que pecados han cometido para que Dios los abandone y olvide hasta la muerte mísera.   En sus últimos meses, los cuatro ancianos con la piel rasgada y sangrando por sus heridas, sin mascarilla ni escafandra que les ampare en la inhalación de tanto aire contaminado, sucumben ante los credos de la marea humana, de forma que Don Reconoce pierde, Don Silencio gana y La Cortina salvadora vuelve a esconder sus miserias y sus quejas, como siempre ha sido, para que el mundo pueda seguir creyendo que su dignidad sigue entera. Al final, pierden su condición de humanos vivos, y al tiempo que la muerte les libera de prejuicios y perjuicios, su otro yo les empuja a la sinceridad del borracho perdido, les convierte en criaturas infantiles sin frenos ni ataduras que les impidan airear lo que nunca habían aireado. El autor

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