La tecnología de laboratorio clínico depende de equipos electromédicos precisos y fiables. Estos dispositivos permiten desde la cuantificación de analitos en sangre hasta la conservación de muestras biológicas. El analizador ELISA, el espectrofotómetro y el pHmetro transforman reacciones químicas en datos clínicos. Equipos térmicos como la estufa de secado, el baño María y la incubadora aseguran condiciones ambientales controladas. Instrumentos como balanzas y pipetas garantizan mediciones exactas, indispensables en protocolos diagnósticos. El autoclave y la cabina de bioseguridad mantienen entornos estériles y seguros. Las centrífugas separan componentes celulares con eficiencia. Los sistemas de dispensación automática reducen errores humanos y mejoran la trazabilidad. Todo equipo requiere mantenimiento específico y calibraciones periódicas para asegurar resultados fiables. La formación técnica del personal es el eslabón que une tecnología y diagnóstico preciso.