Nací en Valladolid, en 1996. Mis padres son profesores y tuve la gran suerte de crecer en un ambiente en el que la literatura y el arte se tomaban con toda naturalidad. Hice mis primeros pinitos en el dibujo y la escritura siendo muy pequeña; conservamos un tesoro que data de mis cinco años y que mi madre enseña a todas las visitas: el relato (de dos páginas) "El elefante es gordo y no se puede remediar", con dibujos originales. Hay más cosas, pero me da vergüencilla hablar de ellas. Que yo recuerde, siempre he tenido algún plan artístico entre manos, por lo que debo confesar que, hasta el momento, traigo una larga trayectoria literaria (si bien buena parte de la misma, con suerte, nunca verá la luz). Mi primera novela "Los viajes de Sebastián", fue escrita en el 2004, y tiene unas ilustraciones que son una monada. A mis 15 años, tenía ya terminada toda una saga de vampiros ("De capa y estaca", ni más ni menos que en cinco partes) e hice mi primer intento teatral, titulado "El NO de las niñas" (así, con mayúsculas), creando un nuevo género, el "affaire" en el que se enmarca mi obra dramática al completo. En 2014, cuando la enésima respuesta negativa por parte de un grupo de teatro me hizo abandonar mis hercúleos intentos por llevar algo a las tablas, tenía terminadas 7 obras largas y una trilogía de piezas breves en proyección. Para alivio de mis progenitores, que nunca vieron futuro en mi carrera dramatúrgica (aunque reconocen que "Mentís, mentís, ¿por qué mentís?", mi penúltimo "affaire", es una pasada), a partir de entonces me he dedicado exclusivamente a la narrativa, en la que puedo contar 13 novelas de tema diverso (incluida una histórica muy poco rigurosa) antes de la irrupción de "El futuro llega hoy al mediodía", que fue publicada en 2016. Eso si no cuento todo lo que he dejado a medias. Hoy estudio Filología Hispánica en la Universidad de Valladolid y sigo, como siempre, ocupada en nuevos proyectos literarios y también fotográficos, cada día más entusiasta de la música barroca y aprendiendo, lento pero seguro, a tocar la mandolina.