Volvemos a estar los tres juntos, como cuando éramos adolescentes. Aunque debo reconocer que de niño no me caías muy bien-acotó Carlita. -Tampoco ustedes a mí, pero bueno…–confesó Máximo. La vida tiene estas extrañas vueltas, las cuales a veces, nos desconciertan -repitió sonriendo. ¿Qué sucede, Tate? Estás muy callado. -Que te amo-indicó moviendo rápidamente los dedos. Y a veces no comprendo sobre que están hablando, pero no importa. Desde que nos conocimos, aprendí a escuchar el mundo a través de tus ojos. ¿Suena raro, verdad? -Nada es raro para los que se aman como nosotros. -lo besó mientras Carlita daba directivas a sus hombres. Como dijo un gran literato, “Oír con los ojos es una de las agudezas del amor” -Me gusta esa frase, ¿quién la dijo? - William Shakespeare. Me parecía, pero no estaba del todo seguro. Debo retomar sus trabajos.-comentó Tate frunciendo la nariz. -Cuando regresemos de nuestra luna de miel, ahora tenemos otras prioridades murmuró Máximo besando apasionadamente a su esposo mientras el rumor de las aguas parecía aplaudir ese amor.