La letra se adelgaza, hasta llegar al hilo inconcluso de un pensamiento....la letra se diluye detrás de las certezas, y constituye la palabra que sabe a poco... a no poder contener la realidad que desborda un deseo: La eternidad... pasión de griegos y de dioses, que la escritora sin correrse de lo humano ambiciona y busca en la poesía que adelgaza la letra hasta poder ser sentimiento. Así aparece y desliza Sara Nadalutti, en esta obra, un conjunto de poemas, frágiles , de estructura estoica y tenue al mismo tiempo. Poeta que con leve pluma circunda los rincones del alma humana, coquetea con aquellos sentimientos que retuercen las noches sin lunas, y pregona casi en soledad, los misterios de la vida. A medida que nos adentramos en los poemas, la letra toma cuerpo, se robustece y aparece el hombre, Hombre, cuestionado, sin espíritu noble, prisionero, siervo , esclavo ... surge el hombre transido de dolor de ser hombre sin libertad: “Que es de tu espíritu, /que se ha dormido en la servidumbre del supuesto, y ha dado muerte al alma de los vientos,/hemos perdido la libertad.../y festejas entumecido/entre los mayas de la frivolidad." La obra nos acecha, nos espía, nos atrapa , nos pone en jaque, y nos insta a responder, a entrar en esos intersticios de la letra delgada para alentar esos “pasos cansinos hacia la Victoria.”