Cada siglo olmeca se abren las fauces de la tierra y emerge del inframundo la cabeza decapitada del pájaro-jaguar. Las leyendas advierten que cuando ésta vuelva a su sitio, llegará el fin de nuestros días. Para evitarlo, la montaña exige su cuota de sangre, y emana una poderosa energía que atrae a numerosas personas. Todo el que llega encuentra lo que busca, pero en el camino sufre una profunda transformación. Misteriosas muertes, hallazgos arqueológicos, cuevas que se mueven de lugar, sismos, plagas, robos e inundaciones parecen ser controlados por los dioses con el único objetivo de expulsar a los forasteros y mantener intacta aquella tierra sagrada.