El autor, Feliciano Mayorga, analiza las causas de la crisis existencial del individuo del siglo XXI. Abocado a elegir, para dar sentido a su vida, entre una ideología materialista y atea, o religiones que le exigen la sumisión a un credo y a una imagen excluyente de la divinidad. Ante la falsa alternativa de ateos y creyentes, científicos y teólogos, surge una tercera vía según el autor: el cultivo de una espiritualidad laica, autónoma e integral; sin dogmas, dioses o iglesias. Respetuosa con la ciencia y la racionalidad, y a la vez capaz de recoger las enseñanzas irrenunciables de las grandes tradiciones espirituales: el respeto compasivo (propio de las religiones históricas) la meditación (de las religiones de la interioridad) y los rituales (de las religiones cósmicas). Advierte el autor, que la negación de la dimensión espiritual de la persona conduce a la generalización del vacío, a la pérdida de la interioridad, al extrañamiento de la naturaleza y a la devaluación de los grandes valores: la verdad, la justicia y la belleza. El ateísmo materialista se habría convertido en el nuevo opio del pueblo, sustituyendo a la religión tradicional, dado que la insatisfacción crónica es administrada en beneficio del sistema en la forma de adicción al consumo. Propuesta imprescindible para buscadores e inconformistas, sobre todo para personas que no se sienten cómodas en ninguna confesión, incluso ateas, que no renuncian a llevar una vida espiritual.