Las historias de El amor tiene corazón de niño cargan con el espíritu indagador y libre de quien las escribe. Pasando por recuerdos de infancia que marcan su andar en la vida, hasta historias de amor fantásticas y filosóficas, Lisandro nos despliega un abanico de sensaciones y emociones reales y profundas. En sus palabras resuena el latido de un corazón siempre anhelante de dar y recibir amor, un estímulo que crece y se propaga a medida que el lector se sumerge en estas apasionantes historias. Los paisajes también nos permitirán viajar por estos relatos a costas de cálidas playas, o pasar una tarde otoñal en París, mientras el debate entre el “Ser” y el “aparentar” se resuelve en arrebatos de pasión pura y sincera. En un bosque y un mar también podremos percibir que lo mágico puede ocurrir aún, y los debates internos pueden poner en suspenso a una amistad. El amor, como un suspiro –tal como nos cuenta Lisandro- puede cambiar la vida de muchas personas. Ojalá este libro, querido lector, sea como un suspiro para tu alma, y deje una huella leve y alegre, como una caricia del corazón niño que guarda este libro.