¡CAMPANAS A GLORIA!

  • Autor: Pseudónimo: XALBADOR ARRIAGA
  • Biografía Autor: JOSU BINGEN FERNANDEZ ALCALDE
  • Género: Ensayos y Biografías
  • Nº Páginas: 536
  • Año: 2020

PROEMIO, a modo de Sinopsis Una excelente y premonitoria película de ciencia ficción con nombre de cangrejo, Lobster, recrea una sociedad en la que es obligatorio tener pareja. A los que no son queridos, les dan plazo para encontrar quien les vuelva a querer y les toque. Si no lo hallan, les obligan a transmutarse en el animal que prefieran. Yo, estoy en puertas. Comparto el pensamiento paradójico de Shyamalan: Impuros, son aquellos que no han sido tocados ni heridos. Si el anterior libro, Manzanas de Hiel y Miel, era un viaje al universo de la mujer, éste es un viaje herético al corazón del dragón de mil cabezas de los géneros. Sorbos descarnados del grial de su psicología y sexualidad, realizado al modo del antiguo caballero, alquimista y librepensador. Quien compre este segundo libro de Un Muerto, debe saber que dentro de él no se hacen concesiones. Contiene los siete pecados capitales… ¡Y más! Una singladura fantástica al erotismo; al universo del varón sin bocado, que saliva al presentir el manjar. Cuando aún no lo tiene en boca, pero lo intuye al alcance. Es aquello que ya les conté: El amor empieza en las escaleras Le sucedía a mi amigo más leal, en las casas de citas. Se iba tras su imaginación, al subir a la habitación detrás de la manzana. La expectativa del placer que anticipaba lo llevaba al orgasmo. Todo el libro transcurre en esa fase excitante del salivado; donde radica, a mi parecer, la esencia del erotismo. La que hace que resulte más estimulante un pecho semi-descubierto que desnudo; unos pantys mostrando de forma velada la entrada al tesoro. Una inteligencia con cuerpo y emociones antes que sólo el cuerpo. El cerebro imagina la recompensa y espera que colme todas las necesidades reales o imaginadas del sujeto deseante. Es capaz de multiplicar las características del deseo ideal. El objeto erótico, en cuanto que parcialmente cubierto, permite que la persona fantasee y crea que debajo va a hallar un magnífico El Dorado. Aunque luego, como sucede con la pornografía, la realidad pueda no satisfacerlo tanto. Confío que los relatos colmen con suficiencia el supuesto ansia de lectoras y lectores. Según los iba escribiendo, tenía la sensación de estar descendiendo al inframundo. Algo inexplicable, relacionaba a todas las protagonistas. Fue al finalizar el libro cuando encontré el hilo de Ariadna que une los relatos de ambos volúmenes. La revelación que encajaba el puzzle del caos. Hallé el significado de cada mujer. Y para mi estupefacción, encontré que todas se parecen muchísimo físicamente, difiriendo sólo en conductas y carácter. ¿Y si todas fueran la misma persona? Mis relaciones parecen reencarnaciones de la misma feminidad que, dependiendo de cómo haya sido mi comportamiento anterior, toma forma humana de dos maneras distintas: Cenicienta bondadosa o Siguanaba maléfica. Un enigma. La sensación con ellas es de estar dentro de una alucinación. Como si existieran y no existieran, al mismo tiempo. Tienes y no tienes el espíritu y la carne deseada en la mano. Entre que la coges y, acto seguido, puede desvanecerse. Una especie de condena para este chullallaqui, alma penitente de purgatorio. El precio impuesto por las divinidades a estas nuevas relaciones parece ser: no hacer lo que entonces hice. Si antes mentí, ahora no poder mentir. Si antes dejaba, ahora no poder dejarlas; o que me dejen ellas. Tendré que consolarme. Peor condena aplican los textos del Apocalipsis: Colgar de la lengua a los mentirosos como yo. Y de los pelos, a seductores y seductoras sin honor. A diferencia de los primeros relatos, con éstos, tuve claro que, no solo tocaba tierra, sino que me enterraba bajo ella percibiendo todos sus claroscuros. Un picotazo sangró mi corazón cuando andaba por las nubes. Pese a mi edad, desconocía, todavía, que en el cielo vivían culebras, o dentro de las manzanas. Y que sabían dulce. Caer a la fuerza, obró el milagro de que este Adán descubriera por fin, y para su bien y el común, a la mujer real de carne y hueso, similar al varón. Esa que, tan bien, ha retratado Yorgos Lanthimos en la película La Favorita. Capaz como cualquier mortal, de hurtar a polígrafos de última generación, sus verdaderas intenciones. Si hace falta, de pisar para sobrevivir; y hasta por bienestar, reconocimiento y privilegios. Miriam o Dalila; Ruth o Jezabel. Iguales a los que levantamos pica o colgamos apéndice. En cualquier caso, personas que pueden acertar o equivocarse; devolver golpe por golpe y ofensa por ofensa, lo mismo que amar u odiar. La historia es prolija en ejemplos al derecho y al biés; parejas a las masculinas. Para casi todas las plantas y animales el sexo es cosa de dos. La seducción es una herramienta crucial para ellos y también, para nosotros, los seres humanos. Recordemos que varones y mujeres, y cuántas clases de especies vivas poblemos este planeta, podremos perder batallas pero nunca la guerra. Estamos condenados a acordar alianzas y pactos; periodos de tregua; a la vez que a reaprendizajes perpetuos para neutralizar los engaños o seducir. Inteligencia y contrainteligencia. Quisiera pues que abordarán esta entrega desde otro punto de vista, poco habitual y opuesto al goce en las nubes del anterior. Con la visión de que leen a alguien que por mor, precisamente, de aquellas fascinaciones y estas estrategias mundanas, ha alternado entre verdugo y víctima. No quiero ser derrotista. Gajes del oficio. No echo a nadie la culpa. La enmarco dentro de la lucha de las especies. Del legado de Eva y Adán, Caín o Lilith; Dios y la Serpiente Solar, según conté en el primer volumen. Si aquél tenía delicadeza y sutileza, En éste, prepárense para un festín de inframundo. Aquél lo redactó un príncipe destronado narrándoles su Taj Majal. El que van a comenzar, lo escribe un Casanova marchito echado a carroñear las calles. Un Delibes sexagenario voluptuoso. Una mezcla de diablo y cocodrilo; orgulloso de serlo, pero siempre caballero . Detenido en Santiago delante del Pórtico de la gloria, necesitado de una restauración imposible, que ni siquiera desea del todo. Y en puertas, por tanto, de no poder acceder, jamás, más allá del umbral. Se me puede preguntar el porqué de insistir tanto en los asuntos de cama. Ojala otros temas tuvieran respuesta tan sencilla: ¡Porque son el motor de la vida! Dudo que alguien pueda vivir plenamente sin sexo, sin su esperanza o sin la imaginación que lo supla. Hablando, por supuesto, en el sentido amplio del concepto, que incluye los afectos y la comunicación de los mismos. La sexualidad, además, es adictiva. A las pocas horas, los cuerpos sienten su falta como carencia fisiológica y reclaman satisfacción urgente. Sería fácil mostrar que buena parte del día a día, social y personal, está relacionado con ese fin y lo persigue directa o indirectamente. Un libro, pues, para seres vivos y libres; para intelectuales o iconoclastas sexuados. En algunos pasajes -posiblemente, desacertados por los que ruego disculpas- señoras y caballeros, doncellas y donceles recordarán cosquilleos y laureles. Curas y Sacristanes de todo pelo se rasgaran las vestiduras. Beatas y beatos, cogerán los rosarios y rezarán a Dios por mí... Incluso ¡Por ellas! Respetando la morfología de todos los seres y personas, me declaro culpable de idolatrar ese intangible que provoca la emoción sublime que denominamos belleza, aparezca como aparezca y tenga la forma que tenga. Comparto la actitud de Sócrates: «La belleza de la mujer se halla iluminada por una luz que nos lleva y convida a contemplar el alma que tal cuerpo habita; y si aquélla es tan bella cual ésta, es imposible no amarla... Aunque sea un reinado muy corto» Lo indica, también, la escritura del bardo inglés; fuera Shakespeare o Marlowe, más probablemente: «La belleza atrae a los ladrones más aprisa que el oro» Éstas son las historias de dieciséis mujeres bellas de distinta forma y motivo. Los últimos pecados capitales de un sesentón común. Todos construyen y destruyen al humano. Cada una tiene su capítulo: E Pluribus Unum. Campanas de pasiones cristalizadas en cuerpos de formas bellas que place tañer. Metales argénteos capaces de vibrar y emitir llamadas, atraer, seducir... Sirenas que repican a gloria o a difuntos. Algunas, Escolanías celestiales; otras, de romper los oídos. Todas, Griales que reverberan poesía divina o maldita. Obleas y sangres musicales. Las he recordado con la predisposición que aconsejaba Alfonso X el sabio, nuestro Montaigne hispano. Si no las incluyó a ellas, fue sin duda condicionado por el oximorón del adjetivo rítmico elegido para la tonadilla: «Quemad viejos leños, leed viejos libros, bebed viejos vinos, tened viejos amigos» Pese a mis esfuerzos de plena dedicación, continúo más solo que un torero al otro lado del telón de acero, que dice Sabina. No hallo la forma de consolidar ninguna relación. La mitad de las veces porque las termino yo, por los motivos que diré; y la otra mitad, porque las finalizan ellas, o ni las empiezan. Casi sin darme cuenta, se me ha pasado el arroz. A partir de los sesenta, dejé progresivamente de ser atractivo. Ser un progre ilustrado y tener labia ya no bastan. Precisaría sumar guita y fama. Mi rostro acusa el desgaste de los años. El pelo escaso, blanco del todo, y la barriguilla de oso perezoso, amante del buen comer. En adelante, será casi imposible encontrar pareja del gusto de mi escombro. Además del espejo, el estado y condición de jubilado agudizan la sensación. Pronunciar esta palabra delante de tus posibles partenaires es poco menos que describirte reo de una sentencia de muerte sexual. He alcanzado la invisibilidad, preludio de la mortalidad senil. El pensamiento crea, sin dificultad, una metáfora de mi estado actual con aquella frase atribuida a Groucho Marx: "Partiendo de la nada he alcanzado las más altas cotas de miseria" Había conseguido la Relajación. Estaba confiado tranquilo. Feliz. Obviamente, una ilusión estando con una Rosa. Y, de repente, como saben y merecí, me vi -en la antesala de la senectud- arrojado a la misma ansiedad juvenil de tener que buscar y cortejar mujer bella y sana. Un inviable a mi edad... ¡Y a las suyas! Vuelta empezar, cuando ya tenía superada esa obsesión retratada por Truffaut, de preguntarnos constantemente, si caemos bien a nuestros semejantes. Mi sino: una vida detrás del amor de los demás, en general. Y de las mujeres, en particular, desde que mi madre huyera a la carrera de un mocoso de tres años que la molestaba, y tarara mi meñique con la puerta que cerró tras sí. Un aprendiz eterno de Don Juan, privándome de hacer otras cosas, seguramente interesantes. Menos biológicas. Complicándolo todo, tener buen físico e intelecto, hizo que descuidara la astucia. Me enfrenté a las impiedades del mundo con esas armas tan simples, al modo y manera de mi padre. No tengo queja: durante lustros, sirvieron bien a este señor. Insistente en mi búsqueda de la perfección femenina, he vuelto a cometer errores parecidos a los expuestos en el primer libro. He despreciado sedas de América y China, con la particularidad de hacerlo no en villano, sino en caballero. En este segundo volumen de memorias, que podría igualmente titular: Manzanas Sin Gloria, el idiota triste que ahora soy, aprovechará las tardes invernales, para hacer resonar campanas de nostalgia. Narraré las historias de las relaciones de amor que era casi imposible que pudieran acontecer. Las sensaciones y experiencias vividas desde la fecha de mi muerte, en Junio del 2012. La mayoría de ellas nacidas ya con asistencia artificial: la fría inteligencia informática puesta al servicio del comercio de las relaciones humanas que son las plataformas digitales de contactos. No me quedó otro remedio. No soy de correr las calles y cerrar los bares. De vez en cuando, la chispa de una relación me asaltaba de chiripa. Las acogí con la ansiedad propia de quien presiente que puede ser la final. Tal vez, por eso, no duraron. Estas son las historias de aquellas campanadas de gloria breve que, sin mucho acierto, titulo: ¡Campanas a Gloria! Los Domingos de Resurrección. Quienes dispongan en su mesilla de este segundo volumen de relatos del Caballerito de Azkoitia , tendrán a mano bebedizos de la clase de mujer que más deseen, sea energético con taurina, o infusión relajante. **************************

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