El protagonista inicia un periplo personal, después de ser despedido y quedarse sin trabajo. Una inquietud literaria y el proyecto de retomar un camino a Santiago, tiempo atrás postergado, le servirá de tregua, a la vez que de acicate, para reencontrarse, reinventarse y proseguir su andadura vital hacia adelante. El camino no era sino el pretexto para convertirse en caminante y quedarse a solas con el escritor que llevaba dentro. Pero significaba además “la posibilidad de volver a creer con ilusión en la magia de la existencia, ¿no merecía la pena el intento?”. A la luz de esa distancia, letras y pasos conforman la ruta que invita a una reflexión sobre las relaciones interpersonales de nuestro tiempo. Paisaje y literatura siempre presentes en el texto, brindan una lectura fresca, dinámica y actual, sin ambages ni artificios. Sin embargo un hecho inesperado dotará de sentido al mensaje de cada obstáculo y esfuerzo que acompañaron durante el viaje.