¿Cuántas veces escuchamos una promesa y luego las actitudes la derriban? Esas son ambigüedades o contradicciones entre las palabras y las acciones. ¿Cuántas veces creemos en los compromisos y somos ciegos a las conductas? Las palabras no tienen valor por si mismas, necesitan ser respaldadas por las acciones muchas veces. Algunas de estas ambigüedades dan inicio a relaciones conflictivas y no me refiero solamente a relaciones amorosas y románticas, también las familiares, sociales y comerciales pueden ser ambiguas. No podemos hacernos cargo de esas ambigüedades, simplemente tener presente que son advertencias de personalidades indeterminadas en cuanto a veracidades de hechos. María Raquel Bonifacino