Este texto es un relato satírico de múltiples situaciones habituales en la vida cotidiana de todos nosotros. Ciertamente son situaciones muy reales, de las que he sido testigo o desafortunado partícipe, tildadas de algo de exageración literaria. Es una crítica despiadada de costumbres, malas costumbres, arraigadas en nuestra sociedad, que son mostradas de una forma objetiva, para inducir a una reflexión del lector. Actitudes de personas, que “van por la vida”, con un desparpajo y una “cara tan dura como el cemento”. Gente cuyas actuaciones son irreverentes, despreciables, tan indignas, que dan verdadera vergüenza. ¿Acaso es tan complicado ser “buena gente”, o será que para ello se requiere un “mínimo de inteligencia” o “capacidad intelectual” que, lamentablemente y, al parecer, un considerable número de personas no posee?. Organizado en capítulos breves y estructurado por secciones, cada una con un dictamen final, en estas líneas se examinan circunstancias que todos enfrentamos. A menudo nos comportamos como observadores indiferentes, y en ocasiones, nos vemos obligados a ser participantes activos. La temática es variada y sutilmente interconectada, abarcando entornos cotidianos que incluyen los comportamientos de los arquetipos seleccionados en la piscina, el hipermercado, la tenencia de perros, las actitudes de los profesionales de la salud, los expertos conductores, así como las dinámicas familiares con papá y mamá, las residencias para personas mayores, los medios de transporte, entre otros. El objetivo principal es provocar la risa del lector, al tiempo que se fusiona con una crítica social y una reflexión yacente sobre cómo podríamos lograr una convivencia más armoniosa entre todos nosotros.