Pero al final todos partimos de un mismo inicio y nos encaminamos hacía una misma meta, en el recorrido es en lo que nos diferenciamos los humanos, en esencia somos parte integrante de esa naturaleza a la que pertenecemos, y protagonistas junto a otros seres vivos de sus irrefutables normas y de los mismos e inexorables tiempos. Los valores universalmente válidos, aquellos valores eternos, de nuestro caminar individual y colectivo, constituyen la piedra de toque de todas las funciones humanas y el centro de toda vida particularmente valiosa. Para unos esos fundamentos son descritos desde planteamientos espirituales, otros desde planteamientos más racionales, pero ambos tienden a querer entender, explicar y dar validez al sentido de nuestra presencia y de todo aquello que nos rodea.