Dubái. Entre arena, mar y rascacielos.

Dubái es sorprendente. Un espejismo entre el mar y el desierto. Uno de los 7 países que conforman los Emiratos Árabes Unidos y que, aunque debe su prosperidad al petróleo, busca posicionarse internacionalmente como un importante centro comercial, financiero y turístico. Las ondulaciones del desierto contrastan con los altos rascacielos que forman el perfil de la ciudad moderna; la indumentaria tradicional local, con la ropa occidental de los extranjeros que ahí viven y los turistas; los enormes centros comerciales, con los mercados de la ciudad antigua. Sin duda alguna es un país que conserva y protege sus raíces, pero que también se abre al mundo y al futuro. Lo que los emiratís han hecho en menos de medio siglo es digno de admiración. Porque además de conquistar el desierto y elevarse hacia el cielo, están ganándole terreno al mar. Como turista uno no puede perder de vista que antes de que descubrieran el oro negro ésta era una ciudad pequeña y adormecida, que había conocido tiempos mejores. Definitivamente es un sitio muy interesante para apreciar lo que es un país musulmán abierto y comprometido con sus habitantes, que promueve la comprensión cultural y religiosa con el resto del mundo.

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