Publicar: del superego al infraego


06/12/2007

MIQUEL SILVESTRE Publicar una novela es viajar del superego al infraego. No me refiero al superego en sentido freudiano, sino a la hiperbolización de la vanidad. Escribir es un acto de obscena egolatría. Sólo alguien muy vanidoso puede creer que lo que piensa o siente merece serle ofrecido a los demás. Al poner la palabra fin en el último folio, el escritor tiene su ego convertido en un superhéroe de la Marvel, hinchado, colorado y musculoso como un culturista ahíto de esteroides. Pero a partir de ahí, todo es catabolismo del ego, destrucción de la vanidad. Cuando el ególatra inédito busca editorial, comienza el suave declive. Con cada carta negativa, el superego se va dejando un pedazo. A veces aparece algún desaprensivo que propone formas más o menos edulcoradas de autoedición. Pero quien está dispuesto a pagar los halagos del ego demuestra que su vanidad no merece halago alguno.

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