Los editores que vos matáis gozan de buena salud

Por: Juan Cruz| 23 de abril de 2012

Convendría decir dos o tres palabras hoy, Día del Libro Superviviente, acerca de los editores, la figura central del negocio, asaltada ahora por las dudas, reales o inventadas, que padece la industria del libro tal como la conocemos desde que Gutenberg hizo más fácil la fabricación y la comercialización de la cultura escrita.

En medio de la trifulca industrial en torno al porvenir del soporte de papel, esa figura, la del editor, ha sido señalada como si estuviera herida de muerte. Muerto el editor, el sector moriría también, y entonces ya sólo habría autores y público.¿Y en medio? En medio, el vacío. Ese vacío dejaría sin sentido la mano del que prepara ahora los libros, el que los deja listos para que el lector los devore o los deseche.

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