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LITERATURA EXTRALITERARIA

 

A veces nos sorprendemos cuando descubrimos que algunos de nuestros escritores predilectos han sido (o son) oficiantes o profesionales de algo que nada tiene que ver con la literatura. Por ejemplo, cuando nos enteramos que Wallace Stevens, el admirado autor de El hombre de la guitarra triste y Las auroras de otoño, era vicepresidente de una compañía de seguros, que William Carlos Williams era médico pediatra, que Juan Benet era ingeniero de caminos, canales y puertos, o que Jaime Gil de Biedma era exportador de tabaco en Filipinas, para no hablar de Rimbaud, contrabandista de armas en África o de Francois Villon, ladrón, salteador de caminos y bandolero.

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