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Evolución del formato del libro en la historia


 

Evolución del formato del libro en la historia

Si nos remontamos en la historia del libro, encontraremos que su origen lo podemos encontrar en las tablillas, que servían de soporte a la escritura cuneiforme, de los sumerios.

Sin embargo, la primera civilización que empleó la tinta y el papiro fue la Civilización egipcia, la cual lo exportó a todo el Mediterráneo, se usaba para plasmar textos en Egipto, Grecia y Roma. A partir del siglo I d. C. el pergamino comenzó a competir con el papiro, -se cree que este surgió en Pérgamo-, y tenía la ventaja de resistir mejor la humedad y podía doblarse sin romperse. El papel se inventó en China, se debe a Ts’ai Lun, un dignatario de la corte imperial china que en el año 105 d. C. empezó a producir hojas de papel utilizando retales de tela usada, corteza de árbol y redes de pesca.

En el siglo VI d. C., el monje budista Dam Jing llevó la técnica a Japón. Llegó al mundo árabe en el año 751 d. C., y pasó a ser fabricado principalmente en Bagdad y Damasco.

En Europa, a partir del siglo XI, con las invasiones árabes en Sicilia y en España, se empezó a conocer la técnica para fabricarlo. En el SXII, se empezó a fabricar, -en el pueblo italiano de Fabriano-, papel utilizando lino y cáñamo.

 

 
Foto: lapiedradesisifo.com

 

En la Alta Edad Media, el libro se refugió en las comunidades cristianas o bizantinas, las cuales fundaron monasterios donde se coleccionaban los libros y se difundía la cultura griega. En los monasterios había un scriptotium, en el que trabajan los monjes copiando o traduciendo textos.

En el siglo XIII, surgieron las primeras universidades, como la de Bolonia, y el libro cambió sus características con la aparición de la escritura gótica, lo textos en columnas, los capítulos, así como las ilustraciones decorativas.

La imprenta moderna la inventó Johannes Gutemberg, en 1440. Esto dio pie a los llamados incunables, en los que se procuraba imitar lo mejor posible el libro manuscrito, carecían de portada (que no se creó hasta 1476).

El siglo XVI se produjo consolidación definitiva de la imprenta en Europa y llegó a América. Los focos de impresión más importantes estaban en las ciudades que tenían universidades.

En el llamado Siglo de las Luces, el XVIII, se consiguieron mejoras técnicas que los hacían más legibles. Se introdujo un nuevo sistema para medir tipos, el punto Didot.

En el sXIX, el aumento de la alfabetización y de la técnica, propició el esplendor de la prensa periódica.

Ya en pleno sXX, se produjo la invención de nuevos soportes: desde el microfilm y la microficha; los soportes magnéticos, como las cintas de casete o las de vídeo; y los soportes ópticos (CD, CD-ROM, DVD, etc.); pero el cambio radical llegó con internet y el nacimiento del libro electrónico que incorporó nuevas características: hipertextualidad, formato multimedia e interactividad.