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Grandes escritoras universales (LIV)


 

Grandes escritoras universales (LIV)

El pasado 8 de marzo se celebró, un año más, el día de la mujer trabajadora. Para conmemorarlo, recordaremos algunas figuras fundamentales de la literatura universal.

Mercè Rodoreda

Mercè Rodoreda es una de las escritoras catalanas más importantes, tal como acredita la traducción de su obra a más de cuarenta idiomas.

 

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Mercè Rodoreda nació el 10 de octubre de 1908 en Barcelona. Su infancia estuvo marcada por su abuelo materno, Pere Gurguí, un intelectual que había sido amigo del poeta Jacint Verdaguer. El ambiente familiar cambió radicalmente cuando murió en 1921, y su tío Juan se instaló en la casa de la familia, con el la joven acabó casándose a los veinte años. El 23 de julio de 1929 nació su único hijo, Jordi Gurguí y Rodoreda. En esa época empezó a escribir en el palomar de su casa materna, poesía y teatro y una primera novela que nunca se encontró. Con la segunda República se creó un clima intelectual favorable que la animó a apuntarse clases en el Liceo Dalmau. En 1932, se publicó su primera novela en la editorial Catalonia, titulada “Sóc una dona honrada?”. El 1 de octubre de 1933 inició su carrera periodística en la revista semanal Clarisme y entró a formar parte de la Asociación de la Prensa de Barcelona. En 1934, Mercè Rodoreda publicó su segunda obra “Del que hom no pot fugir”, y en mayo ganó el Premio del Casino Independiente de los Juegos Florales de Lérida con el cuento “La sireneta i el dofí”. Rodoreda comenzó a introducirse en el mundo literario que le abrió las puertas del Club de los Novelistas, formado por autores como Armand Obiols, Francesc Trabal o Joan Oliver, que también eran antiguos miembros del «Grupo de Sabadell»..

 

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Desde 1935 hasta 1939, publicó un total de dieciséis cuentos infantiles en el periódico La Publicita, y colaboró con La Revista, La Veu de Catalunya y Mirador.

En 1936, año en que se inició el alzamiento de Franco contra la República, y la guerra civil española, publicó su cuarta novela Crim. En la guerra colaboró con el cargo de corrector de catalán en el Comisariado de propaganda de la Generalitat.

En 1937 se separó de su marido, obtuvo el Premio Joan Crexells por Aloma, y participó en el congreso internacional del PEN club en Praga.

 

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En 1939, finalizada la guerra, tuvo que partir al exilio, dejó a su hijo a cargo de su madre, ya que no había tenido ningún cargo político y pensó que el exilio sería por un periodo breve. Se instaló primero en París, pero cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, con la llegada de los nazis, tuvo que huir de nuevo en 1940, primero a Limoges, donde tuvo que dedicarse a la costura para sobrevivir, mientras realizaba gestiones para liberar a Armand Obiols, juntos pudieron regresar a París, donde permanecieron ocho años. En Los Juegos Florales de la Lengua Catalana celebrados en Londres en 1947, ganó su primera Flor Natural con seis sonetos, y al año siguiente en los Juegos Florales de 1948 en París. En 1949, pudo regresar de visita a Barcelona, desde el exilio. Armand Obiols, empezó a trabajar como traductor para la UNESCO, y dos años más tarde, en 1953, se trasladaron definitivamente a Ginebra. En 1956 ganó el Premio de Ensayo Joan Maragall con “Tres sonets i una cançó” y el Premio Joan Santamaria por su cuento Carnaval.

En 1958 se publicó el libro de cuentos escritos bajo el nombre de “Vint-i-dos contes” que un año antes había recibido el prestigioso Premio Víctor Catalán.

En Ginebra escribió su obra maestra: “La plaça del diamant” (La plaza del diamante), considerada como la novela más importante de la narrativa catalana de la posguerra, también allí redactó “El carrer de les camèlies” (La calle de las Camelias 1966), -que recibió el Premio Sant Jordi, el Premio Crítica Serra d'Or de Literatura y Ensayo en 1967, y el Premio Ramon Llull de novela-, y los cuentos “La meva Cristina i altres contes” (Mi Cristina y otros cuentos 1967).

El 1972 volvió a España, y se instaló en Romanyá de la Selva, allí terminó Mirall trencat (Espejo roto), y la novela, Quanta, quanta guerra..., la cual obtuvo el Premio Ciudad de Barcelona. Recibió el Premio de Honor de las Letras Catalanas.

En 1979, escribió la comedia teatral “El Maniquí” que fue estrenada el mismo año por la compañía Bruixes de Dol en el Festival Internacional de Teatro de Sitges.

En aquellos años se adaptó para televisión su novela “Aloma”, y en el cine “La plaça del Diamant”, en 1982.

Empezó a escribir “La mort i la primavera”, novela que quedó inacabada.

Murió en Girona, a los 75 años.

En el año 2008, se celebró el «año Rodoreda» para conmemorar el centenario del nacimiento de la escritora, organizado por la Fundación Mercè Rodoreda, el Institut Ramon Llull, la Institución de las Letras Catalanas y el Instituto de Estudios Catalanes.