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Las faltas de ortografía en la historia

 

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Las faltas de ortografía van asociadas al reproche, la falta de cultura o el descuido, pero también tienen su lado bueno, y es que el estudio histórico de estas permite aportar información sobre la evolución de un idioma a los lingüistas.

La ortografía es, en realidad una construcción artificial, en el caso del español son los integrantes de la Real Academia los que fijan las reglas ortográficas en función, casi siempre, de  la correspondencia entre grafías y fonemas y la etimología, aunque no siempre esto casa con la evolución natural de las lenguas.

Actualmente la ortografía de la RAE nos dice que debemos escribir “farmacia” y no “pharmacia”, como se escribía, sin embargo, en el SXVIII.

El español es una de las lenguas en las que la grafía y el sonido coinciden más, para el hablante es fácil distinguir entre “taco”, “paco” y “baco”, por ejemplo, pero no es algo tan evidente para un estudiante de español que hable una lengua donde no exista diferenciación entre el sonido  /b/ o /p/, como el chino o el árabe.

Y. viceversa, lo mismo le ocurre a un hablante de español, al intentar desentrañar la diferencia entre la b y la v en inglés, donde están bien diferenciados al pronunciar, y en el español actual, donde las grafías b y v corresponden a un mismo fonema (/b/.) Por eso los ingleses no tienen ninguna duda sobre cómo escribir boys o voice, y para un español no hay otra alternativa que aprenderse de memoria la grafía.

Tampoco esto es uniforme en todo el territorio del habla de un idioma. En España esta diferencia es sobre todo visible en fonemas /s/ y /θ/, de cosida y cocina.  En Hispanoamérica en cambio se produce un seseo generalizado y  ambos se pronuncian como /s/

Para algunos lingüistas esto responde a la poca efectividad ⁠del sistema ortográfico del español, pero ¿debe ser la ortografía una ciencia exacta o debe reflejar también el devenir histórico de una palabra? La polémica es antigua y probablemente no se resolverá nunca del todo.